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* Con base en los antecedentes, se procede a medir en sangre sus niveles hormonales: T3 - T4 (libre o total) y TSH, así como algunos marcadores.
* Luego se investiga el aspecto morfológico, mediante estudios de imágenes (ecografía o estudios con radioisótopos).
* Si los estudios de imágenes han confirmado un bulto (nódulo) sospechoso, se realiza una pequeña incisión con la ayuda de una pantalla ecográfica a fin de obtener material celular tiroideo que permita determinar la naturaleza de la lesión, mediante estudios de biopsia.
Si hay cáncer
* La mujer tiene más cáncer de tiroides que los hombres. Esta enfermedad ha aumentado muchísimo en los últimos diez años, posiblemente relacionada a efectos adversos del medio ambiente.
Debemos reconocer que debido a un mejoramiento y un mayor acceso a recursos tecnológicos, que antes eran muy limitados, se diagnostican mucho más que antes.
* Si el diagnóstico es un cáncer de tiroides, el tratamiento obligatorio es la extirpación por medio de la cirugía. La mayoría de los pacientes se curarán con este tratamiento, ya que la variedad más frecuente suele tener un excelente pronóstico.
Para saber
“No existe una recomendación preventiva para la población, solo para los que viven en zonas de endemia bociosa, cuya solución es simple: la yodación de la sal”, según informa la Dra. Ruffinelli.
“Pero sí existen grupos poblacionales que tienen un mayor riesgo de tener enfermedades tiroideas. Hemos señalado el rasgo familiar, por otro lado, el hecho de tener enfermedades autoinmunes, como por ejemplo los que padecen enfermedad celiaca, los portadores de cáncer de mama, aquellos que tienen alteraciones cromosómicas como los portadores de síndromes de Down o Turner. También aquellas personas medicadas con algunos fármacos comunes, tales como la amiodarona, o drogas antidepresivas, como el litio. Las que recibieron radioterapia en el cuello. Todas deben someterse a estudios con cierta periodicidad”.