¿Por qué duelen las articulaciones?

Hay días en que Gabriela sufre dolores en las rodillas que le impiden caminar. A este síntoma se agregan otras molestias repetidas que amenazan con destrozarle los nervios. ¿Debe aprender a convivir con ellos, o puede evitarlos?

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La doctora Margarita Duarte, reumatóloga, opina sobre estos dolores y molestias tan frecuentes que no dejan de atormentar a los sufrientes. Los pacientes expresan la palabra dolor refiriéndose a sensaciones diferentes, y es justamente función del médico interrogarle para determinar si lo que siente es:

* Dolor: sensación desagradable que puede aparecer espontáneamente o durante algunos movimientos, por ejemplo, dolor en el hombro al alzar algo o dolor en la mano al agarrar un objeto con fuerza. El dolor a veces es tan intenso que impide que se realice ese movimiento, o le obliga al paciente a soltar el objeto que está sosteniendo. Es importante saber si el dolor está presente incluso en reposo, si aparece todos los días o sólo a veces, si aparece durante la noche, si mejora con el reposo, o por el contrario, si mejora al ejercitar la articulación. Todas estas características del dolor nos van a guiar en el diagnóstico de la causa del mismo.

* Además del dolor, el paciente a veces siente molestias que no son dolorosas pero sí le incomodan en la vida diaria o le despiertan por la noche, como por ejemplo, hormigueos o insensibilidad. Es muy importante que el paciente nos cuente en qué zona de su cuerpo se presentan, en qué momento aparecen y cómo desaparecen. Estos trastornos de la sensibilidad muchas veces se deben a problemas de los nervios que enervan las manos o los pies, y no a los huesos o articulaciones de esa área.

* Incapacidad, debilidad o cansancio: en ocasiones la persona simplemente no puede hacer algo por falta de fuerzas, o si lo hacen deben suspenderlo por sensación de debilidad o cansancio, aunque esto no se acompaña de dolor. Nuevamente aquí es fundamental determinar si el cansancio que aparece es de todo el cuerpo o sólo de la extremidad que se está usando, si es en todos los movimientos o sólo en algunos. Si le impide realizar ciertos movimientos específicos, como levantarse de la silla, peinarse, agarrar una aguja, o si los síntomas se presentan en todas las actividades sin llegar a impedir que el paciente las realice. En estos casos debemos pensar en enfermedades que pueden afectar los músculos o que pueden alterar la circulación sanguínea de esa zona, así como también en roturas tendinosas o compresiones neurológicas.

LAS CAUSAS Y SUS REMEDIOS

La doctora Duarte enumera varias causas:

* Pueden estar localizadas en la zona de la molestia o estar lejos de la zona afectada. Así, por ejemplo, en la ciática, podemos tener dolor y debilidad de la pierna, pero la causa está en la columna lumbar, donde nace el nervio ciático, que actúa dando la sensibilidad y la movilidad a la pierna.

* Por otro lado, si tenemos dolor o debilidad en la rodilla, por ejemplo, el origen del mismo puede ser: la articulación de la rodilla, los músculos que mueven la rodilla, los tendones que se fijan alrededor de la misma, el hueso en zonas alejadas de la articulación, etc.

Es decir, cuando algo duele o molesta, las causas pueden ser múltiples, y originarse en cualquier estructura de esa zona o alejada de la misma. Es por esto que los pacientes no deben pensar que porque les duele la misma articulación tienen la misma enfermedad y recibirán el mismo medicamento. A veces debemos recurrir a numerosos estudios para determinar la causa exacta del dolor y recién allí podemos hacer un tratamiento adecuado.

LOS REMEDIOS NATURALES

Los remedios naturales, sobre todo los derivados vegetales, pueden tener efectos útiles, el problema es que nosotros, como científicos, no podemos recomendar aquello que no ha sido estudiado a fondo en todos sus efectos, tanto deseados como indeseados. Muchos medicamentos muy potentes se obtienen de la naturaleza, como médicos somos plenamente concientes de esto, pero ante la pregunta de los pacientes de si tal o cual planta, jugo o té puede servir, debemos contestar que "no sabemos" y no podemos hacernos responsables de su uso, hasta tanto no dispongamos de pruebas científicas de sus beneficios y de sus posibles efectos secundarios o interacciones con medicaciones habituales.

LAS NOVEDADES

LOS REMEDIOS TRADICIONALES

Es muy importante señalar, en primer lugar, que los antinflamatorios bien usados, siguiendo las instrucciones del médico, tienen pocos efectos secundarios. Sin embargo, como todo medicamento, pueden tener efectos indeseados, sobre todo en los casos de automedicación y uso indiscriminado de varios de ellos, como es muy frecuente.

Cuando prescribimos antinflamatorios, debemos estar atentos a algunos efectos secundarios que aparecen a corto plazo y otros que aparecen con su uso prolongado. A corto plazo, es decir, en pocos días de uso, pueden aparecer problemas de estómago, como acidez o dolor y retención de líquidos, con hinchazones y aumento de la presión arterial.

A largo plazo, en pacientes que requieren antinflamatorios por varios años, podemos tener problemas de riñón, por lo que debemos controlar a estos pacientes en forma regular.

LAS NOVEDADES EN LOS TRATAMIENTOS

La medicina avanzó bastante en ciertas áreas, como por ejemplo, en el tratamiento de la osteoporosis, que hoy podemos prevenir e incluso curar con un tratamiento adecuado. También en la artritis reumatoide disponemos de varios nuevos fármacos muy potentes y con pocos efectos secundarios, aunque los precios de estos medicamentos son muy altos. En relación a la artrosis, que es la enfermedad reumática más frecuente, se están estudiando varios medicamentos, pero hasta la fecha solo disponemos de algunos derivados naturales que retrasan o enlentecen la progresión del desgaste de los cartílagos y los huesos.

CONSEJOS PARA SOBRELLEVAR MEJOR LOS DOLORES

Lo principal es que el paciente conozca lo que tiene y los alcances del tratamiento. A veces debemos explicar que es mejor evitar ciertas actividades que desencadenan el dolor que administrar medicamentos en forma crónica. También es importante recalcar que siempre hay que hacer ejercicios, pero éstos deben adecuarse a cada paciente, por ejemplo, si un paciente tiene la rodilla hinchada no debe caminar porque solo conseguirá empeorar la inflamación, pero sí puede hacer otros tipos de ejercicios, de otras áreas del cuerpo, o fisioterapia según la situación clínica.
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