Úlcera gástrica

Noelia presentaba un fuerte dolor abdominal, como si tuviera hambre. Este malestar se acentuaba al acostarse a la noche, lo que también afectaba su sueño. Tenía úlcera gástrica.

“La úlcera es una enfermedad caracterizada por una lesión profunda, localizada en la mucosa del estómago (úlcera gástrica), o del duodeno (úlcera duodenal). Se produce como resultado del desequilibrio entre los factores agresivos y los defensivos de la mucosa gastroduodenal, por lo que esta pierde su integridad, refiere la doctora Claudia González Hauron, médica familiar.

Agrega la profesional que “en el desarrollo de la úlcera juegan un papel importante la secreción ácida y el jugo gástrico, ya que en ausencia de ácido no existiría úlcera. La enfermedad solo se produce cuando hay una alteración de los mecanismos defensivos de la mucosa, originada por factores agresivos externos. Los más importantes o culpables son los antiinflamatorios no esteroideos (AINES) y una bacteria llamada Helicobacter pylori. La bacteria se confirma en el 95% de las úlceras duodenales, y en el 70% de las úlceras gástricas”.

Por su parte, el doctor Juan Garcete, especialista en gastroenterología y endoscopía digestiva, añade que el síntoma principal es el dolor en epigastrio (en el centro de la región superior del abdomen). Suele ser quemante (urente), más intenso en los períodos de ayunas y disminuye o calma luego de la ingestión de alimentos o antiácidos. También puede debutar con una hemorragia digestiva manifestada como: hematemesis (vómitos con sangre), melena (sangre oscura en las heces), anemia o test de Guayaco positivo (sangre oculta en heces).

“El Helicobacter Pylori es una bacteria (bacilo gramnegativo), que tiene la particularidad de poder sobrevivir al ácido del estómago y está presente en más del 50% de la población adulta de nuestro país. La misma produce una inflamación de la mucosa y una cascada de eventos agresores que en última instancia producen la úlcera (aclarando que no todos los portadores de la misma generan úlceras). En un 70% a 80% de los pacientes con úlcera gástrica y un 90% de los que tienen úlcera duodenal se demuestra la presencia de H. pylori”, observa el galeno.

Menciona la doctora González que “no es aconsejable durante la etapa de remisión la toma frecuente de lácteos debido a que aumentan la secreción de ácido gástrico. Esta es una recomendación temporal, por lo que no hay que preocuparse por un posible déficit de calcio, ya que en fase de estado adecuado la dieta deberá incluir de nuevo la cantidad indicada de este grupo de alimentos”.

¿Cómo se realiza el diagnóstico?

“A través de una endoscopía digestiva alta (método diagnóstico en el que se utiliza un sistema óptico o de video flexible para la observación directa del esófago, estómago y duodeno), con la posibilidad de tomar biopsias a fin de descartar que se trate de una úlcera péptica o un cáncer gástrico; además de la detección de la infección por Helicobacter, dice el doctor Garcete.

Incluso indica que “el tratamiento se basa en la erradicación del H. pylori si fuera el caso, el uso de antisecretores de ácido, además de suspender los antiinflamatorios. Es importante no automedicarse ante dolores de cualquier índole y tener en cuenta que las personas más propensas son los enfermos renales crónicos, fumadores, añosos y dependientes de corticoides”.

¿Qué consumir?

Los alimentos permitidos para los sufrientes de úlcera son nombrados por la doctora González:

-Leche y lácteos: enteros o parcialmente desnatados –según necesidades–, yogures, quesos, flan, batidos y postres lácteos (excepto de chocolate).

-Cereales: de desayuno no integrales, azucarados o con miel, según tolerancia individual.

-Bebidas: agua, caldos, infusiones y zumos, bebidas refrescantes no azucaradas.

-Otros productos: mermeladas, repostería sencilla (las que en composición se parecen al pan: bollo suizo (al horno), bizcochos) y gelatina de frutas, mayonesa ligera.

Existen ciertos alimentos limitados que se deben consumir de forma esporádica o en pequeñas cantidades, ellos son:

-Leche condensada, quesos fuertes (grasos, muy maduros o fermentados).

-Carnes grasas, fibrosas como el conejo, carne cocida dos veces o muy condimentada, embutidos grasos y vísceras, huevos duros.

-Cereales, como pan fresco recién horneado tipo baguette (fermenta en el estómago y crea molestias), cereales integrales, galletas rellenas o bañadas con soluciones azucaradas o chocolate, etc.

-Legumbres cocidas con tocino, chorizo, según la tolerancia de cada persona.

-Verduras se deberán evitar las flatulentas (coliflor, repollo, cebolla y pimiento crudo) y las ensaladas.