Proyectos y sueños que quedan en ruinas

Poco -para no decir nada- se avanzó en los proyectos de reutilizar el predio Ycuá como un sitio de homenaje a las víctimas de aquel incendio del 1 de agosto de 2004. Las ruinas permanecen como un vertedero improvisado y aguantadero de inadaptados.

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El permanente sueño de los sobrevivientes y familiares de víctimas del siniestro es la reconversión de los lúgubres restos del edificio ubicado sobre Santísima Trinidad y Artigas en un área que sirva para recordar a todos aquellos que quedaron atrapados en el supermercado en llamas.

Se había hablado de todo tipo de proyectos, entre ellos la posibilidad de establecer un santuario, un parque e inclusive se mencionó la idea de levantar otro centro comercial.

Tras cinco años de lucha y reiterado clamor, se logró que en entre 2010 y 2011 se aprobara una ley que disponía la expropiación del Ycuá. Posteriormente, el Ejecutivo reafirmó la decisión con un decreto que  hablaba del establecimiento de una sede cultural y de recordación a las víctimas.

A tres años de la luz verde a la expropiación y a 10 años del incendio, las ruinas permanecen intactas, como el más fiel testimonio del olvido.

Al ser consultado, el concejal Carlos Galarza, de Asunción, reconoció que poco o nada se avanzó en los proyectos, pero aclaró que todo obedece a la dilación en el proceso judicial que siguió a la ley de expropiación.

“Hay una cuestión judicial que aún no se resolvió. Hay un pago de por medio que se reclama”, manifestó al señalar que hay un juicio en curso para definir el monto a abonar.

Mientras los abogados de los Paiva reclaman dinero por el inmueble, el Estado “plantea que realmente ya realizó ese pago porque se atendió a todas las víctimas”, según explicó.

“Estamos esperando que salga la sentencia de fijación de precio. Hubo sentencia pero la defensa de los Paiva apeló”, manifestó a su vez Liz Torres, una de las dirigentes de la coordinadora de víctimas del Ycuá.

La exministra de la Niñez indicó que la Procuraduría actualmente está a cargo del proceso de expropiación impulsado desde el Ejecutivo, aunque reiteró que todo está paralizado debido al proceso judicial.

Al ser consultada sobre si hay consenso entre las víctimas y familiares sobre el proyecto a ser impulsado, Torres mencionó que hace tres años hubo un censo que concluyó en un solo punto: “No queremos que sea un lugar comercial, sino un lugar de recordación y memoria”.

Sobre el modelo que finalmente se establecerá, aclaró que aún deben discutirlo entre la Secretaría de Cultura. Explicó que aún resta realizar otras consultas para determinar las características de la obra. "Queremos que sea un espacio donde estén los 400 nombres, donde la gente pueda reflexionar, encontrarse allí con su ser querido", detalló.

Recordó que en el 2005 el fallecido escultor paraguayo Hermann Guggiari entregó un borrador de proyecto artístico a ser desarrollado en el predio expropiado. “Fue un obsequio para las víctimas del Ycuá, consiste en un espacio verde, con una pared de mármol con los 400 nombres, donde la gente pueda reflejarse”, mencionó.

Los planes igualmente incluyen un salón multiuso en lo que alguna vez fue el patio de comidas del supermercado, además de un museo y una biblioteca que reúna informaciones de la tragedia.

Otro detalle se enfoca en la torre que permanece erguida entre las ruinas, donde se colocarían 400 campanas de diferentes sonidos. “Es un proyecto ambicioso”, reconoció Torres al referirse al plan de Guggiari.

El concejal Carlos Galarza garantizó que -aunque todos los proyectos están paralizados por la espera del fallo judicial en el caso de la expropiación- se buscará reactivar los planes este año, en coordinación con la Secretaría Nacional de Cultura, designada como administradora del predio del supermercado siniestrado.

“La idea que tenemos es que se haga en Trinidad, en conjunto con la coordinadora de víctimas, una experiencia de tipo ciudadela, como en el microcentro”, manifestó el edil. Garantizó que la intención es buscar la participación activa de la sociedad, principalmente la población de la zona, en la definición del proyecto a ser desarrollado.

La intención es destrabar las tareas ya en el segundo semestre del año, independientemente del fallo judicial pendiente, según explicó. “Vamos a avanzar; la decisión política es que vamos a avanzar en el proyecto ciudadela, de manera a tener ya una maqueta, una propuesta, acelerar todo el proceso”, expresó.

Reconoció que urge concretar de una vez un plan de manera a que el lugar deje de ser un sitio abandonado y desaprovechado. “Mientras, esto es un lugar sucio, un aguantadero”, aseveró.

Pese al constante vertedero improvisado y el ambiente desolador que se observa en la zona, garantizó que hubo avances en las tareas de limpieza. “Cada tanto la municipalidad realiza una minga en el sector; también se tiene la colaboración de los vendedores ambulantes, que colaboran con la limpieza”, aseguró.

Adelantó que posiblemente al iniciarse las obras se deba demoler algunas partes de la estructura que quedó tras el incendio, debido al riesgo que puedan representar. “Hay áreas que se deben demoler y otros sectores donde existe estructura de hormigón que tienen condiciones para ser conservados”, refirió. Indicó que la decisión se tomará de acuerdo a recomendaciones de ingenieros.

Al respecto, Liz Torres coincidió en que se deben conservar algunas partes “simbólicas” de las ruinas. “Pensamos consultar con algunos artistas, arquitectos”, agregó.

Los sobrevivientes y los familiares de víctimas del incendio esperan que esta vez las promesas no terminen en simples palabras y que los sueños y clamores ya no queden en simples ruinas.

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