Modernización de FF.AA., otra cuestión pendiente

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El nuevo gobierno hereda unas Fuerzas Armadas (FF.AA.) obsoletas, sobredimensionadas, con tres grandes cuerpos de Ejército con más jefes que soldados, con problemas de corrupción y poco control y cuyo presupuesto, pese a que se ha duplicado, va en mayor medida a gastos corrientes. La modernización de esta fuerza pública, asumida como una necesidad desde hace años, quedará en manos del presidente Cartes.

La reforma de las FF.AA. en un cuerpo armado más pequeño, racionalizado, mejor equipado y más ágil es una promesa que se escucha por lo menos hace 10 años. También hace años que se viene elaborando proyectos de reforma de la Ley 216/93 de Organización General de las Fuerzas Armadas de la Nación, pero nunca aprobados en el Congreso. En el periodo lugo-franquista volvió a anunciarse la presentación de un proyecto, pero tal cosa no se concretó.

La obsolescencia de las FF.AA. es reconocida por los mismos militares. Su estructura enorme está pensada para contextos geopolíticos de hace medio siglo y su equipamiento, escaso, en su mayor parte data de décadas atrás. Las últimas grandes adquisiciones en materia de blindados brasileños y fusiles se dieron a principios de los años 80. Actualmente, la Aviación tiene algunos pocos aviones de entrenamiento reacondicionados brasileños (Tucanos) como sus aeronaves de punta y helicópteros donados por el Gobierno de Taiwán. La Armada, ochenta años atrás dueña de los ríos nacionales con sus poderosas y modernas cañoneras “Paraguay” y “Humaitá”, hoy ya son piezas de museo, no puede ni contra el contrabando de agua.

Los grandes cuerpos de Ejército, que se distribuyen en tres grandes zonas el país, no tienen soldados para completar ni siquiera una brigada, según reconocieron militares consultados. Precisamente, una de las ideas de las que se habló en reiteradas oportunidades en el periodo de gobierno que culminó es la eliminación de los cuerpos de Ejército y sus divisiones convertidas en brigadas, que deberían mínimamente tener entre 800 a mil hombres. Actualmente, la conscripción anual no llegaría ni a tres mil jóvenes, y con la innovación del soldado profesional temporal se espera que las unidades militares cuenten dotaciones mínimas. Según el Gral. Brig. (SR) Carlos Liseras, el problema no es que no haya jóvenes dispuestos a hacer el servicio militar obligatorio, sino lo que falta es voluntad política para presupuestar la manutención de más jóvenes en los cuarteles. En el 2010, se enrolaron apenas 2.263 jóvenes. Veinte años atrás las FF.AA. tenían alrededor de 7.000 soldados, aseguran algunos militares. Hay en total 48 generales y 501 coroneles. Entre personal militar y civil, las FF.AA. tendrían unos 18.000 efectivos, según fuentes extraoficiales.

Proyecto de 568 millones de dólares

La cúpula militar en agosto del año pasado presentó un ambicioso proyecto de equipamiento de las FF.AA. para que realmente estén en condiciones de cumplir con sus funciones constitucionales, según se argumentó. El proyecto implicaba un presupuesto de 568 millones de dólares para comprar tanques y 10 aviones de combate, entre otros elementos, y las ideas manejadas para la financiación fueron el endeudamiento del Estado por 10 años o utilizar dinero de Itaipú. La propuesta, que se expuso en el Congreso, no corrió.

El presupuesto de las FF.AA. tuvo un alto incremento desde el 2008 hasta el presente, a tal punto que las cifras se duplicaron (ver cuadro). Sin embargo los recursos en gran medida van a gastos fijos, como salarios (hubo un aumento salarial del 40% aproximadamente en el 2012) y mantenimiento (se puede hablar entre el 80 y 90% en esos rubros, según algunas fuentes militares). Con el aumento de los recursos se encararon varias refacciones y construcciones edilicias y compras de equipos como los modernos fusiles americanos M4 e israelíes, vehículos tácticos Land Rover, dos aviones de transporte Cessna Gran Caravan y dos radares israelíes tácticos.

El problema de la corrupción y la falta de un efectivo control del uso de los recursos siguen persistiendo en las FF.AA., aunque aparentemente no a escalas que se daban en décadas pasadas. No obstante, los jefes militares siempre tienen un margen de manejo discrecional sin posibilidades de denuncias concretas de los subordinados por la verticalidad institucional. Los más grandes hechos de corrupción evidenciados fueron en el Hospital Militar y construcciones en el Ejército, que sumados dieron una pérdida al Estado de unos G. 4.000 millones. La Armada es considerada un coto cerrado, con permanentes quejas sobre presuntos hechos de corrupción. La prioridad del nuevo gobierno debería ser impulsar la reforma de la Ley 216 para racionalizar las FF.AA. y dotarla con las capacidades para cumplir su misión y no seguir siendo otra enorme dependencia del Estado más bien útil para dar salarios a miles de personas sin mayores utilidades a la sociedad paraguaya.

En las Fuerzas Armadas existen más jefes que soldados, suelen asumir los militares fuera de micrófonos. Actualmente están 48 generales y 501 coroneles, según datos proveídos en las Fuerzas Militares (FF.MM.).

El proyecto de equipamiento de las Fuerzas Armadas implicó un presupuesto de 568 millones de dólares para comprar tanques y 10 aviones de combate, entre otros elementos, con endeudamiento por 10 años.

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