El pais que recibe cartes

“Polibandis”, de guardias de la mafia pasan a ser narcos

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Ante la falta de control de la cúpula policial, en los últimos cinco años agentes en servicio activo crearon verdaderas bandas para traficar todo tipo de drogas. Montaron sus bases en las fronteras y comenzaron a competir con antiguas organizaciones criminales.

Durante décadas los “negocios” más rentables para algunos oficiales de la Policía que operaban en las zonas fronterizas, principalmente con Bolivia y el Brasil, fueron el cobro de porcentajes por hacer la vista gorda al tráfico de drogas y vehículos robados, a más del contrabando de cigarrillos.

Paulatinamente las nuevas legislaciones fueron acabando con los negocios del auto “mau” y el contrabando del cigarrillo falsificado. En cambio, el tráfico de la “macoña” y de la cocaína en sus diferentes formas se incrementó casi al cien por ciento.

Los grandes volúmenes de dinero generados por el narcotráfico motivaron el progreso en varias localidades del interior, que anteriormente estuvo muy postergado por el Estado.

Sin embargo, el florecimiento económico también atrajo a los miembros de las organizaciones criminales, principalmente las brasileñas como el Primer Comando Capital (PCC) y el Comando Vermelho, que instalaron sus bases en ciudades como Pedro Juan Caballero, Ciudad del Este, Salto del Guairá, para manejar el narcotráfico.

Al principio estas bandas reclutaron a los efectivos policiales en servicio activo para resguardar el envío de grandes cargamentos de cocaína y marihuana, que eran remesados al Brasil, por tierra.

Sin embargo, en los últimos cinco años, estos uniformados comprometidos con las organizaciones criminales abandonaron el rol de custodios y comenzaron a conformar verdaderas gavillas para traficar toneladas de drogas.

Las operaciones de estas bandas de narcoagentes fueron confirmadas el viernes 14 de diciembre del 2012, cuando el suboficial mayor de Investigación de Delitos Julián Franco fue capturado en el momento en que negociaba la venta de 11 kilos de cocaína en la ciudad de Capiatá. Junto con el efectivo policial fueron aprehendidos Juan Manuel Galeano (29), Luis Andrés Garay (40), Nelson Pereira Lovera (32) y Ángel Enrique Fernández Aveiro (24).

Durante el procedimiento efectuado por agentes de la misma Policía, se incautaron de una camioneta Mercedes Benz negra, modelo ML 350, con chapa BHA 106, en la que se movilizaron los civiles y un auto BMW Z3 negro, que era utilizado por el uniformado.

Casi tres meses después de este operativo, el 5 de marzo último, efectivos del Departamento de Investigación de Delitos apresaron también en Capiatá al suboficial 1º Águedo Ronaldo Lezcano Paredes (30) y a Félix Adilson Paredes Alcaraz (25), cuando transportaban 2 litros de cocaína líquida, a bordo de una camioneta.

El narcoagente era miembro de la División de Inteligencia de la jefatura de Policía del Amambay y hermano del actual diputado colorado por dicho departamento, Marcial Lezcano Paredes (35).

En octubre del año pasado también fue desbaratada en Caazapá una banda de policías que remesaba cargamentos de marihuana prensada en avionetas a la Argentina y el Uruguay. Durante el operativo efectuado por agentes de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), fue capturado el suboficial mayor Roberto Ramírez, jefe de la comisaría de Moisés Bertoni. Este fue sorprendido cuando transportaba 454 kilos de la droga prensada en su camioneta. Sin embargo, otro efectivo policial identificado como el suboficial Mariano Duarte jefe de la comisaría de Tito Firpo, distrito de Tava’i, escapó y luego se refugió en Bolivia.

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