Dar la vida por una escuela

El sueño de una escuela mejor para sus hijos le costó la vida a un hombre de 42 años. Los padres esperan que la tragedia ocurrida en Presidente Franco no haya sido en vano y piden que las autoridades cumplan con su obligación de mejorar la institución.

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Para muchas personas, el día domingo significa descanso y es un día para compartir con la familia. Para Felipe Ávalos, ese día representaba la oportunidad de hacer algo más importante por la suya, trabajar en la refacción de la escuela en la que estudian sus hijos. La institución está sumida en múltiples precariedades y en total estado de abandono por parte de las autoridades.

La escuela San Blas, situada en la ciudad de Presidente Franco, sirve como centro educativo para centenares de niños de los asentamientos aledaños, fue construida en 2008 y desde ese tiempo don Felipe ha colaborado en la medida de sus posibilidades para suplir la función del Estado. Lo hizo hasta el domingo pasado, cuando un accidente de trabajo acabó con su vida de forma trágica.

“Con la muerte de este señor es como que hayamos perdido nuestro brazo derecho”, manifestó Ceferino Martínez, el director de esta humilde escuela altoparanaense, recordando que gran parte de los avances estructurales de esta institución ha sido mediante la autogestión de los padres, incluyendo siempre a don Felipe. Siete de sus hijos y cuatro nietos estudian en el lugar.

El director sostuvo que cada año presentan el pedido para mejoras en las instalaciones, a la intendencia, a la gobernación y a Itaipú Binacional, sin que haya una respuesta traducida en hechos concretos. Tampoco fueron beneficiados con recursos del Fonacide en lo que va del presente año.

La escuela cuenta solamente con dos salas de material para 388 alumnos, desde el jardín de infantes hasta el noveno grado, en los turnos mañana y tarde. Posee otras de madera terciada, pero sin techos y sin pisos. El sanitario fue gestionado por la Municipalidad de Presidente Franco y las maderas fueron donadas por el Ministerio Público de esta ciudad. “Por lo menos necesitamos cuatro aulas, como mínimo”, dice el director.

Ante la falta de respuestas se tomó el camino de la autogestión, en el que los padres dedican los fines de semana a la organización de diversas actividades para recaudar fondos. Organizan polladas y torneos deportivos, “pero pedimos que vengan a ver la realidad de nuestra institución, donde lo que más necesitamos es infraestructura”, apuntó.

Semanas atrás, funcionarios de la Gobernación del Alto Paraná se comprometieron a iniciar trabajos para la construcción de dos aulas, durante las vacaciones de invierno. Esa promesa no fue cumplida.

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