El maestro de la destrucción

Hacemos una mirada a la filmografía del director de cine Roland Emmerich, cuyo filme “El Ataque” se estrenó este viernes en cines de Paraguay.

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Hay un hombre que ya destruyó tres veces la Casa Blanca de Washington, y trajo destrucción catastrófica a varias otras de las más grandes e icónicas ciudades del mundo. Por supuesto, no lo hizo en la vida, real, sino en las películas que dirigió.

Se trata del cineasta alemán Roland Emmerich, que este viernes estrenó en Paraguay el filme de acción “El Ataque”, en el que una vez más devasta uno de los edificios más emblemáticos de los Estados Unidos.

A menudo avasallado por los críticos que ven sus películas como simples demostraciones de efectos especiales sin ningún nivel de profundidad o mérito artístico, Emmerich se ha labrado, sin embargo, una reputación como un director muy efectivo a la hora de generar ingresos para los estudios con los que trabaja; de hecho, el total acumulado por sus películas solo en Estados Unidos supera los mil millones de dólares y su total mundial está por encima de los tres mil millones.

Roland Emmerich nació en la ciudad alemana de Stuttgart el 10 de noviembre de 1955, y en su juventud viajó frecuentemente por Europa y Norteamérica antes de regresar a su país y enrolarse en la Universidad de Televisión y Cine de Munich. Como ocurrió con tantos otros cineastas de su generación, ver “Star Wars” fue lo que lo convenció de que lo que quería hacer era dirigir cine.

Para graduarse, la universidad le pedía a modo de tesis que produzca un cortometraje. En vez de eso, Emmerich escribió y dirigió un largometraje de ciencia ficción titulado “Das Arche Noah Prinzip” (El Principio del Arca de Noé), en el que una estación orbital capaz de controlar el clima de la Tierra es utilizada con fines de destrucción por fuerzas militares.

Fue el primer indicador de que Emmerich se convertiría en un destacado director en el aspecto técnico, ya que los efectos especiales de la película fueron uno de los elementos más aclamados de la misma, e incluso logró ser proyectada como parte del prestigioso Festival de Cine de Berlín, en su edición de 1984.

Aliándose con su hermana Ute, Roland fundó en 1985 su productora Centropolis, y estrenó ese mismo año su segunda película, un film de fantasía titulado “Joey”, sobre un niño que es atormentado por un muñeco de ventrílocuo poseído por un demonio.

Luego de continuar dirigiendo con la comedia de terror “Hollywood-Monster” (1987) y una nueva película de ciencia ficción, “Moon 44” (1990) -los cuales también escribió-, Emmerich finalmente captó la atención de Hollywood.

El productor de cine Mario Kassar propuso a Emmerich dirigir un film de ciencia ficción titulado “Isobar”, que finalmente no llegó a producirse. Sin embargo, el alemán tuvo la oportunidad de ganar notoriedad cuando fue reclutado para reemplazar al director Andrew Davis en la película de acción “Soldado Universal”.

Estrenada en 1992 y protagonizada por dos grandes estrellas del cine de acción de la época como Jean-Claude Van Damme y Dolph Lundgren, quienes interpretaban a dos soldados que se mataron el uno al otro en la Guerra de Vietnam y fueron revividos en el futuro como supersoldados autómatas en el futuro.

La película no tuvo un buen recibimiento por parte de la crítica -algo que se convertiría normal en la filmografía del director-, y solo fue un éxito moderado en los Estados Unidos, pero se desempeñó mucho mejor a nivel mundial, y eventualmente generó varias secuelas, aunque ya sin la participación de Emmerich.

Su siguiente película volvió a visitar el género de la ciencia ficción. En “Stargate” (1994), una película protagonizada por Kurt Russell y James Spader, seres extraterrestres influyeron directamente en la civilización humana a través de portales estelares ubicados en varias partes del mundo. Uno de esos portales es hallado en Egipto, y transporta a un grupo de científicos a otro planeta.

A pesar de críticas mixtas -incluso Spader pensaba que el guión era malo-, el film tuvo un recibimiento extremadamente bueno por parte del público, recaudando mucho más de lo esperado y adquiriendo un estatus de culto con miles de fans; “Stargate” se convirtió en el principio de una franquicia que incluyó varias series de televisión, aunque Emmerich y su co-guionista Dean Devlin nunca hicieron las otras dos películas que afirmaron haber concebido.

Pero sería el siguiente film de Emmerich el que lo establecería definitivamente en Hollywood. En 1996 se estrenaba “Día de la Independencia”, una superproducción de ciencia ficción en la que la Tierra era invadida por una poderosa raza extraterrestre. De nuevo generó críticas mixtas, aunque incluso sus detractores admitían que los efectos especiales eran impresionantes, y momentos como la destrucción de la Casa Blanca por parte de una de las naves alienígenas se convirtieron en escenas emblemáticas.

El impacto de la película en taquilla fue enorme. Precedida por una campaña de márketing memorable, la película debutó en Estados Unidos recaudando la enorme cifra de más de 100 millones de dólares sólo en su primera semana. Eventualmente iría a recaudar más de 800 millones, convirtiéndose en su momento en la segunda película más taquillera de la historia, y estableciendo a su estrella Will Smith como un héroe de acción en el cine.

“Día de la Independencia” ganó el premio Óscar a los Mejores Efectos Visuales.

Luego de producir la serie de ciencia ficción “The Visitor”, que sólo duró una temporada, Emmerich aplicó sus talentos para la destrucción cinematográfica en el salto a Hollywood de cierto icónico monstruo japonés en “Godzilla” (1998), que generó gran expectativa para finalmente ser recibida con frialdad por los críticos y con decepción por los fans del lagarto gigante, que en la película se presenta muy distinto al personaje de las películas japonesas, y devasta la ciudad de Nueva York.

A pesar de un desempeño sólido en taquilla, la película recibió críticas tan duras que todos los planes para una secuela fueron abandonados, aunque la película sí engendró una adaptación en forma de serie animada. En años siguientes, Emmerich aseguraría que lamentaba la producción de “Godzilla”, que se vio marcada por apuros y problemas.

La película fue “premiada” con el Razzie a la Peor Remake o Secuela.

La siguiente película de Emmerich fue “El Patriota” (2000), un film protagonizado por Mel Gibson y ambientado en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos contra la Corona británica. El film, con impresionantes secuencias de acción -como no podía ser de otra forma teniendo a Emmerich en la dirección- tuvo un recibimiento más bien positivo, aunque la película fue blanco de duras críticas por la falta de exactitud histórica y la forma en que presentaba a los británicos como criminales de guerra y a los revolucionarios como nobles héroes.

A continuación volvió a anotarse un gran éxito mundial con “El Día Después de Mañana” (2004), un film sobre una serie de catástrofes climáticas que arrasan con el planeta, hundiéndolo en una acelerada nueva Era de Hielo. La película de nuevo recibió críticas mixtas, entre alabanzas por sus impresionantes secuencias de destrucción con muy logrados efectos especiales, y ataques por su guión superficial y predecible, además de lleno de inexactitudes científicas.

Luego de estrenar en 2008 “10.000 a.C”, una superproducción de acción ambientada en la pre-historia y hablada en lenguajes ficticios que también tuvo un buen desempeño en taquilla pero es considerada por los críticos como la peor película de la filmografía de Emmerich; el director fue vinculado a una “remake” del clásico de ciencia ficción “El Viaje Fantástico”, pero el proyecto quedó cancelado.

En vez de eso, Emmerich se volcó de nuevo al cine catástrofe, esta vez a una escala mucho mayor, con “2012”, una película en la que la profecía maya de que el mundo llegaría a su fin en diciembre de 2012 se volvía realidad con violentos cambios en la corteza terrestre que ocasionan devastadores terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas.

La película fue enormemente exitosa con el público gracias a la espectacularidad de las secuencias de desastre del filme, que incluyen la erupción del supervolcán del parque Yellowstone, un devastador terremoto en Los Ángeles, y un gigantesco tsunami arrasando Washington, entre muchas otras secuencias. La película recaudó más de 769 millones de dólares, y es hasta el momento la segunda película más taquillera de Emmerich, por detrás de “Día de la Independencia”.

Para su próximo proyecto, Emmerich cambió totalmente de registro, dirigiendo “Anónimo”, un thriller de suspenso sobre Edward de Vere, un noble británico a quien muchos señalan como el verdadero autor de las obras de teatro acreditadas a William Shakespeare. La reacción de los críticos fue mixta, aunque el notorio detractor de Emmerich, Roger Ebert, calificó su trabajo como “preciso” e “intrigante”.

“Anónimo” marcó también el primer fracaso taquillero de Emmerich desde su llegada a Hollywood; la película recaudó apenas 15 millones de dólares sobre un presupuesto de 30 millones.

Finalmente, este año Emmerich regresó a la acción y a los impresionantes efectos especiales con “El Ataque”, un film en el que Channing Tatum encarna a un aspirante a agente del Servicio Secreto que se ve atrapado en la Casa Blanca con el presidente cuando un grupo de paramilitares toman el edificio.

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