Fabiana Cantilo: en busca de la luz

Lejos de los excesos de otros años, la cantante y compositora argentina comparte su vida actual. Habla de drogas, sexo y rock; y de uno de los momentos que jamás olvidará en su vida: su relación con Fito Páez.

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Su nombre representa una de las voces femeninas más emblemáticas del rock argentino. Tocada por una varita mágica, el destino puso a Fabiana Cantilo al lado de una de las figuras más importantes de la música argentina, el célebre y prolífico Charly García.

El ex Sui Géneris la había convocado para hacer coros en su álbum “Pubis angelical”, primer disco solista de Charly. En 1985 le produjo su primer álbum solista, “Detectives”, luego de que –allá por 1983–, el autor de “Canción para mi muerte” la eligió como corista en el tercer disco solista de García, “Clics modernos”. Fue allí cuando conoció a Fito Páez, con quien mantuvo una relación de amor… y de excesos.

Tan importante fue esa relación para ella, que mientras toma una gaseosa en un hotel céntrico de Asunción se anima a confesar que su noviazgo fue uno de los mejores momentos de su vida. Es que el flaco rosarino, además del tiempo que la acompañó, se inspiró en ella para grandes creaciones como “Brillante sobre el mic” y “Cable a tierra”. Además de producirle dos discos, le compuso especialmente canciones como “Mary Poppins y el Deshollinador” y “Nada es para siempre”.

Hoy, a 22 años de “Algo mejor” –producido por Páez– recuerda la locura de grabar ese disco. “’¡Fue un quilombo grabar ese disco! Yo estaba en pareja con Fito, y salíamos a correr por las avenidas. Tengo la imagen de un Fito flaquito (¡porque ahora tiene un poco de panza!), y tipo comics, lo veía contar los autos que venían, y yo lo corría por la (avenida) Panamericana…”.

Ese álbum significó la masividad popular, dada especialmente con “Mi enfermedad”, canción escrita por Andrés Calamaro y que Diego Maradona utilizó como banda sonora de su regreso al fútbol (al “Sevilla”), mientras ingresaba a la cancha.

De la reciente discografía de Cantilo se destacan dos discos, que bien podría ser uno mismo: “Inconsciente colectivo” y “En la vereda del sol”. En ambos –producidos por Afo Verde–, la cantante rinde homenaje al rock argentino, a través de clásicos de músicos de ese género. Sin embargo, en ocasiones confesó negarse a grabar ese álbum.

-¿Cuál es el balance de esos discos? ¿Valió la pena?

-Estuvo bueno… (seca).

-¿No lo volverías a hacer?

-¡Ni empedo! (risas) El segundo lo hice porque justo me habían internado, uno está… (calla) y después tiene recaídas y volvés. Las recaídas son parte de la vida. Yo soy un ave fénix.

Allí hace una breve pausa, y retoma, segura.

-Yo no recomendaría a nadie en este momento que esté tomando (drogas) y que diga “No me importa nada”. Es suicidio, y el suicidio no va. Yo soy como muy respetuosa de las leyes del universo, no de la iglesia; y hay cosas que coinciden con las cosas de la Biblia, y una de esas es el “No matarás”. Tenés que cuidar tu cuerpo, y uno recibe mucha gracia, mucha buena onda.

-Para tu último disco escribiste todos los temas. ¿Creés que la Cantilo exclusivamente intérprete quedó atrás?

-Tengo un montón de temas. Estamos por lanzar un disco de tangos, pero tenemos que discutir unas cosas… como un disco más corto o sino van a decir: “Ah, ahora canta tangos”. No importa el qué dirán, obvio, pero ojalá me dejen hacer y soltar el resultado. Pero además ya tengo miles y miles de bocetos.

La cantante llegó a Asunción para presentarse en Kilkenny, en un show donde no faltaron sus homenajes al rock argentino – desde “Spaghetti del Rock”, de Divididos hasta “Brillante sobre el mic”, de Páez–, pero también de temas que ella misma popularizó (entre ellos, aunque ella reniegue, “Mi enfermedad”) y hasta un par de tangos.

Reflexiva, espiritual. Fabiana Cantilo se muestra serena y no teme hacer apología de la espiritualidad que propaga. “Yo, a veces, siento que me están entrenando para ser un soldado”, dice.

Quizás cueste entenderla, pero ella afirma su convicción con el mismo vuelo del carisma que demuestra en el escenario. Y deja escapar frases como: “Tengo mis guías espirituales que me explican que es una lucha esto de mantenerse en el lado de la luz”.

“Ahora” es el título de su más reciente disco, editado en 2011 por Sony Music. El nombre del álbum la acompaña en este presente… imperfecto, tal vez, pero presente al fin. “El disco es todo nuevo. Dice ‘Ahora’, y yo estoy tratando de vivir el presente. Es muy difícil, pero es el lugar ‘power’. Yo creo que cuando vivís el presente, estás acá, no volvés para atrás”, dice. Y agrega: “Estoy haciendo todo lo posible, haciendo servicio, ayudando a gente carenciada, meditando, siendo buena persona, eso es importantísimo para el cuerpo. Pero nosotros no somos solo un cuerpo, está el aura; es como que nosotros somos materia. Hay otros planos de existencia. Cuando accedés a eso, ahí está el paraíso”.

Para llegar a ese paraíso, se propone trabajar todos los días: “meditar, no gritar, no ponerse nervioso, un montón de cosas; honestidad, escuchar…”.

-¿Cuáles son los grandes momentos de tu vida y carrera que te llevarías para siempre?

-Cuando me divertía en la gira de “Bay Biscuits”. Cuando me enamoré de Fito; me divertí como loca. (Pero) hubo un problema en mi vida: siempre pensé que era fea y horrible, y recién ahora estoy como volviendo, ¿no? Pero, bueno, uno a veces no puede elegir cosas que le hacen mal y es muy difícil sacárselas de encima. Por eso le digo a la juventud: no ‘drugs’ (drogas), porque después no es fácil… Una vez que te la sacás es como que volvés a reencontrarte, pero hay que pulir un montón de defectos que fuiste creando a lo largo de esos años de locura, que lo que te hace es que te detiene el crecimiento.

Cantilo no se detiene. Mientras pide un café (luego pedirá más leche, mientras conversa amablemente con el mozo del Crown), cuenta que pinta, que escribe un libro de poemas que empezó en el ’83 y adelanta que en noviembre la espera el rodaje de una película, junto a actores como Leonardo Sbaraglia y Celeste Cid.

“Siento que estoy haciendo las cosas bien. En este momento estoy con la ‘Divina Madre’, que es como un Dios Mujer, porque a la iglesia le sacaron la mujer. Está el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, ¿y qué pasó con la mujer?”, cuestiona.

-Los años de ‘sexo, drogas y Rock N’ Rock’ ya pasaron…

-¡Nunca hubo sexo, drogas y Rock N’ Roll… ¡No hubo sexo para mí! (ríe). No era muy sexual, parezco… pero no, porque yo juego a eso, pero por la música. Me gusta tanto bailar y (me gusta) tanto la música, que resulta sensual… igual no voy a revelar más de esta parte.

Es entonces cuando deja escapar una sonrisa misteriosa. La misma que la acercó a grandes figuras del rock, y la que hoy sortea viejas tentaciones, en busca de su propia luz.

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