“Vendía electrodomésticos en moto”

Cuando el camino fue difícil, el éxito se disfruta el doble, asegura Marcos Acosta, capitán del Deportivo Santaní, que hace algunos años dejó el fútbol para vender electrodomésticos. Este deporte le dio otra oportunidad para hoy brillar en Primera.

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Como reza el conocido dicho: “Muchos ven el éxito, pero no el sacrificio”. Hoy nos alegramos por el gran presente de Marcos Acosta, pero sería lindo conocer y reconocer lo que pasó como todo futbolista para cumplir su sueño.

Orgulloso de su tierra, el capitán santaniano defiende con amor la albinegra y por experiencia vivida asegura que con sacrificio, voluntad y ganas de triunfar es imposible fracasar no solo en el fútbol, sino en la vida misma. “Hace unos años vendía electrodomésticos en moto y ahora acá me ves”, dice orgulloso.

El fin de semana pasado anotó su ansiado gol en Primera División y, como ya lo venía soñando desde hacía un buen tiempo, se lo dedicó a su gran ídolo: su hermano Cristian Acosta, artillero histórico de Santaní en el Interligas. “Fue muy lindo, justo fue a verme y le dediqué el gol, lo tengo como ídolo”, comentó emocionado.

Acosta proviene de Santaní, donde comenzó su carrera siendo muy chico en un club local llamado Mariscal López, en el que debutó a los 16 años en Primera. Luego, jugó en las selecciones juveniles y posteriormente vino a probar suerte en la capital, específicamente en Sport Colombia. Estuvo en las inferiores del “Toro” Fernandino y pudo debutar en la Primera División de nuestro fútbol. “Jugué varios partidos en Primera y cuando bajamos a la Intermedia me quedé nuevamente, pero pasaron algunas cosas”, confiesa.

En el segundo año en la categoría Intermedia, el zaguero se vio obligado a poner fin a su estadía en Sport Colombia y parecía que era el fin de su prematura carrera. “Yo vivía con mi abuela en Asunción, pero ella falleció y no tenía más dónde quedarme; encima no nos iba bien, el club ya no me pagaba y contra mi voluntad tuve que volver a mi ciudad. Es que ya no me alcanzaba la plata para nada y fui a Santaní nuevamente en el 2006. Como la mayoría, soy de una familia humilde y para mantenerme tenía que trabajar y vendía electrodomésticos en moto. Recorría kilómetros, pero eso sí: era buen vendedor y me iba bien”, confiesa con una risa de por medio.

Había pasado casi un año de su inactividad y en ese lapso subió como 15 kilos, según él mismo cuenta. De repente le volvió a picar el bichito del "pyremoi" y comenzó a trotar de mañana y tarde. Pidió permiso para entrenar con el Deportivo Santaní, que recién se había fundado tras ganar el Interligas. “Pedí permiso y entrené con ellos. Hice la prueba, tenía aún sobrepeso, pero Félix 'Tanque' Torres confió en mí y me dejó en el plantel. Los primeros partidos en Intermedia no jugué, pero después ya fui titular y capitán, hasta ahora”.

Y así, el fútbol le volvió a sonreír con una nueva oportunidad para demostrar su talento. Pero el volver y liderar un precoz pero ambicioso club no iba a ser fácil. Soportó momentos muy duros que -él asegura- solo un futbolista podrá entender. Todo jugador sufre las frustraciones estando en cualquier club, pero como santaniano él sintió demasiado las dos veces que el albinegro fracasó para subir a Primera, siendo que era candidato principal.

“Lloré y sufrí mucho con y por Santaní. Esa vez que perdimos con River en la última fecha, donde solo necesitábamos un empate para ascender, fue lo peor. Además del dolor que uno siente por el fracaso, la gente nos decía de todo, que eramos una verguenza, que nos vendimos, más a nosotros que somos de ahí. Sin mentir, no salí no solo de mi casa sino de mi pieza por una semana, ni siquiera comía más. Por eso pienso y digo que los dirigentes son muchas veces injustos con los jugadores de la casa, porque somos nosotros los que apechugamos todo cuando las cosas van mal. A veces molesta cuando se les da más prioridad a otra gente”, dice un poco molesto.

Tras los ascensos frustrados, Marcos Acosta hizo un pacto con los “de siempre”: Roberto Cano, “Cheche” Sanabria, Juan Carlos Álvarez y Gustavo Arévalos, con quienes prometieron hacer flamear la bandera de Santaní en el máxima categoría. Lo lograron y todos siguen en el club.

Como habló del momento más feo que le tocó pasar, también recordó el momento más dulce que vivió como futbolista. “Si bien ya había jugado en Primera, un momento único fue cuando ascendimos en la cancha de Sport Colombia; allí cumplí mi promesa y desde el mediocampo fui arrodillado hasta nuestro arco. Son momentos eternos”, asegura.

Los números en el fútbol son sagrados y mas aún para los defensores, por ello no es muy común ver a un zaguero con la 18 en la espalda. Acosta cuenta que es por un motivo especial y revela el porqué: “Mi ídolo de siempre es mi hermano mayor Cristian. Él es el máximo goleador de Santaní en el Interligas, ya se retiró, pero usaba el número 9 y en honor a él uso 18 porque 1+8 es igual a 9”.

El hermano de Marcos sufrió una lesión y se retiró a los 29 años, pero él siempre quiso seguir su ejemplo, es más sus inicios en el fútbol fueron como delantero. Cuenta que jugaba de “7”, por fuera, hasta que un día un entrenador de la selección juvenil le propuso jugar de lateral derecho y luego ya se volvio un zaguero por excelencia. 

Como capitán, palabra autorizada, Marcos Acosta revela algunas intimidades del equipo y cuenta que todos le hacen bullying a un compañero: Venancio Torres, a quien consideran el alma del plantel, pues si nadie lo molesta, todo parece aburrido.

“Y en este equipo hay varios personajes, están los que todo el tiempo bromean como 'Cheche' Sanabria y Álvarez con quienes nunca vas a poder hablar en serio, le joden al primero que pasa, después están los serios, encabezado por Gustavo Arévalos, un tipo muy correcto. Pero la alegría del grupo es Venancio Torres, el popular 'caballo'; los muchachos no están luego contentos si no le joden, encima él nos caga a palos, agarra esas varillas o sino la planta de guayaba, con eso nos deja todos marcados, muy en serio nos pega, pero igual seguimos molestándole. Le hinchamos por su apodo y no le gusta, es un personaje que nos hace feliz”, cuenta y no puede aguantarse para expresar una carcajada.

Torres forma parte del plantel de Primera, pero viene jugando en la categoría Reserva. Pero ya no es la única víctima de “todos”, ahora también apareció el japonés Hiroki Uchida, aunque aclara que el oriental ya aprendió a burlar las bromas que le hacen.

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