La evolución del pesebre

Definitivamente, el pesebre es infaltable durante la época de Navidad en la sociedad paraguaya. Actualmente, las figuras que representan el nacimiento de Jesús son variadas en cuanto a colores, tamaños y materiales, pero, ¿cómo eran décadas atrás?

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La representación del pesebre se debe a San Francisco de Asís (1182-1226), quien para ver y sentir la humildad en que nació el Niño Dios mandó representar en Greccio lo que había sido aquel nacimiento.

Desde entonces, la cultura cristiana de graficar la natividad de Jesús se extendió por todo el mundo.

Mauro Veloso es un poblador de la ciudad de Areguá que se dedica a trabajos en cerámica “desde la cuna”. A sus 55 años y heredero del oficio familiar, recuerda que ha cambiado notablemente la elaboración del pesebre.

Desde el fondo de su puesto comercial en el centro de Areguá nos muestra la figura de uno de los Reyes Magos, la cual fue hecha en tamaño pequeño, de manera redondeada y con una estructura poco definida y sin muchos detalles.

“Desde las épocas de nuestras abuelas eran estos los modelos de pesebres: chicos y hechos a mano. Este es el tradicional, este era el viejo juego de pesebres”, indicó don Mauro.

Dijo que desde los 10 años de edad comenzó a recrear las figuras del pesebre, el cual estaba compuesto por el Niño Jesús, sus padres María y José, los Tres Reyes Magos sobre sus camellos, una vaca, un burro y el gallo.

“Pero desde los 80 empezó a cambiar eso y la gente fue más creativa”, acotó.

Desde entonces se introdujeron nuevas técnicas como la cobertura de las pinturas con barniz y betún, lo que da brillo a las figuras del pesebre, permitiendo que puedan ser lavadas, sin perder con ello su pigmento.

También cambiaron los tamaños, que incluso alcanzan el metro de altura, y el esfuerzo de hacer ver a las figuras del pesebre del modo más real posible.

Pero la creatividad a la hora de hacer el pesebre no solo se detiene en la cerámica. Desde hace 20 años aproximadamente, indígenas de la comunidad Nivaclé-Guaraní, ubicada en la localidad de Pedro P. Peña, Chaco paraguayo, representan el nacimiento del Niño Jesús en madera.

María del Carmen Zavala, una voluntaria que trabaja al servicio de los nativos, periódicamente se dirige hasta la comunidad para traer las piezas del pesebre y venderlas en la capital.

“Se venden bien. Están siendo muy aceptados acá porque tienen una terminación finísima”, afirmó Zavala.

En total, el pesebre de los nivaclé-guaraní está compuesto por 12 piezas y cada figura mide 6 ó 7 centímetros de altura. También están a la venta modelos más grandes, de entre 20 y 22 centímetros.

Las obras de los artistas de la comunidad Nivaclé-Guaraní se encuentran disponibles en la tienda Kumakú de la galería San José (Senador Long casi España), en Overall (Shopping del Sol) y en el local de Cecilia Fadul, en el barrio Villa Morra, detrás del santuario de la Virgen de Schoenstatt.

De lo sólido también se pasó a lo blando con la creación de personajes del pesebre con muñecos 'soft'.

Carmen Recalde, confeccionista de la ciudad de Luque, se encarga de dar molde y vida a María, José, el Niño Jesús y los Reyes Magos.

Para esta obra utiliza la media fina, que rellena con guata, y después les da forma a sus personajes con botones como ojitos, hilo y aguja. Les confiere color con maquillaje y les hace ropas con trocitos de tela.

Otros materiales que son utilizados actualmente para graficar el nacimiento del Niño Jesús también son el yeso y metal, con diversos diseños y colores.

Más allá de los materiales utilizados para elaborar el pesebre, que han cambiado a lo largo de los años, lo que permanece intacto es la tradición de colocar en un lugar visible de la casa aquellas figuras que recrean un momento único: el nacimiento del Niño Jesús.

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