/arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/7THI3RUMWVHSBF7M6CBEDNERMI.jpg)
Cargando...
No hay mucho argumento en A girl walks home alone in the night. No hay un villano ni un clímax, ni una introducción o conclusión. El filme es un segundo acto. Es la antítesis de la narrativa tradicional, y en su peculiaridad es un bello y provocativo tratado sobre la soledad y la deshumanización, visto parcialmente desde los ojos de alguien que parece estar solo precariamente atada a un vestigio de su humanidad.
La figura en medio de esta película es una joven vampiro (Sheila Vand). Nunca conocemos su nombre, pero el filme nos pone como testigos de sus rutinarias cacerías por las calles de una ciudad casi desierta, vista en opresivo blanco y negro, más negro que blanco teniendo en cuenta que casi todo el filme trascurre de noche.
La mujer vive en Bad City, una ciudad evidentemente del Medio Oriente. La mayor parte del elenco y la director Ana Lily Amirpour son de ascendencia iraní, pero Bad City podría estar ubicada en cualquier parte. Parece también extrañamente atrapada en el tiempo, con automóviles, indumentarias y demás elementos que parecen sugerir la década de 1970 o 1980, pero en eso tampoco el filme se molesta en proveer contexto.
Cosas como esa no importan demasiado a Amirpour, quien más que nada quiere hablarnos de sus dos protagonistas y de la sensación de soledad que tienen en común, ellos y aparentemente todos los habitantes del limbo terrenal que parece ser Bad City.
El otro protagonista es Arash (Arash Marandi), un joven que debe lidiar con su padre empujado a la drogadicción por el abandono de su esposa, y endeudado con un peligroso “dealer”. Es por medio de este traficante que los caminos de Arash y la mujer se cruzan, forzando a la joven a enfrentar la dualidad de su vida como ser humano y como letal depredadora.
El diálogo del filme es mínimo e incómodo, en especial de parte de la vampírica protagonista, cuyos escasos momentos de abierta humanidad no pasan de bailar al son de música rock en su habitación forrada de pósters de artistas, un claro vestigio de épocas pasadas en las que quizá no drenaba de sangre a desconocidos para sobrevivir.
En cierta forma el personaje que interpreta Vand no es muy distinto a la cazadora alienígena que Scarlett Johansson encarnó en la fascinante Under the Skin; es otro personaje que mira a la humanidad desde afuera, como un extraño por una ventana, pero mientras el alienígena lo hacía con neutralidad eventualmente convertida en curiosidad, la vampiro lo hace con pesimismo vengativo. Sus blancos son primariamente agresores de mujeres.
Aunque la humaniza, Amirpour se asegura de hacer a su protagonista un ser temible e intimidante cuando debe serlo. Las escenas en las que la mujer acecha a sus víctimas acarrean consigo una silenciosa amenaza.
El filme es casi hostil para aquellos acostumbrados a narrativas más tradicionales. Los diálogos existen en una cantidad económica, y el final en particular podría frustrar a muchos por su aparente falta de conclusividad. Es de aquellas películas que dejan el final a cargo de su público.
A girl walks home alone at night es de esos filmes que hay que encarar con paciencia, porque detrás de su ritmo lento y lacónico se esconde un filme único.
-------------------------------------------------------------------------------
A GIRL WALKS HOME ALONE AT NIGHT
Dirigida por Ana Lily Amirpour
Escrita por Ana Lily Amirpour
Producida por Ana Lily Amirpour, Justin Begnaud y Sina Sayyah
Edición por Alex O'Flinn
Dirección de fotografía por Lyle Vincent
Elenco: Sheila Vand, Arash Marandi, Marshall Manesh, Mozhan Marnò, Dominic Rains, Rome Shadanloo, Milad Eghbali y Reza Sixo Safai