No próximamente: “The Final Girls”

Esta divertida comedia de terror hace una afectuosa parodia al sub-género “slasher” del cine de terror, con un grupo de jóvenes modernos transportados a un ochentoso baño de sangre.

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¿A quién no le gusta una buena película de terror? Ciertamente hay mucha gente que prefiere géneros cinematográficos menos propensos a tocar el instinto básico del miedo, pero me atrevería a decir que la mayoría de la gente que va al cine siempre está dispuesta a ser asustada en la oscuridad de la sala, si juzgamos en base a los números que la mayoría de las películas de terror que llegan a nuestro país registran en la taquilla.

El terror ha sido siempre uno de los géneros más populares del cine, y con esa cantidad de fanáticos en todo el mundo y esa longevidad de su ininterrumpida popularidad, el género se topa con una circunstancia interesante: los fans ya saben qué esperar, ya reconocen todas las “reglas” y clichés – tener sexo en una película de terror es tentar a la muerte, las posibilidades de supervivencia de un personaje de color son escasas, etcétera - , hasta el punto que una película que incurre en ellos sin que haya ironía de por medio se condena a sí misma a llevar el sello de “comedia sin intención” por toda la cara. No podemos tomar en serio a los jóvenes que deciden ir a una cabaña en medio de la nada a tener sexo, inmediatamente nos salta a la cabeza que estos tontos evidentemente nunca vieron una película de la saga Viernes 13.

Esto dio origen a filmes que reconocen abiertamente esos clichés y los incorporan en sus historias de forma abierta y guiñándoles el ojo al espectador en todo momento, con más o menos sutileza dependiendo del filme en cuestión; ejemplos claros son la saga Scream de Wes Craven y el que podría considerarse el ejemplo más exitoso de este tipo de filme hasta ahora, The Cabin in the Woods.

El filme que nos ocupa hoy, The Final Girls, es un embajador más de este tipo de películas, en esta ocasión centrando sus dardos concretamente en la saga Viernes 13, con todo y un campamento lleno de adolescentes hormonales y un asesino vengativo con máscara. Pero en vez de simplemente usar los clichés como combustible para comedia negra, no se olvida de incluir emoción y corazón, y de hecho hacer que los destinos de sus casi todos sus personajes se sientan importantes.

La película comienza con la joven Max Cartwright (Taissa Farmiga, cara conocida de los fans de American Horror Story) en el auto con su madre Amanda (la siempre bienvenida Malin Akerman), una actriz caída en horas bajas cuyo mayor logro profesional fue formar parte de una película “slasher” de los '80 al estilo Viernes 13 llamada Camp Bloodbath, en la que un maniático enmascarado masacraba a un grupo de jóvenes.

Un accidente vehicular acaba con la vida de Amanda, y un año después Max sigue tratando de ajustarse. A regañadientes deja que sus amigos la arrastren a una función especial de Camp Bloodbath, donde se produce un incendio del cual Max, su mejor amiga Gertie (Alia Shawkat), su examiga Vicki (Nina Dobrev), el hermano cinéfilo de Gertie, Duncan (Thomas Middleditch) y el apuesto Chris (Alexander Ludwig) escapan cortando la pantalla del cine, lo que por alguna razón los transporta al medio de un colorido bosque.

Pronto Max y sus amigos se dan cuenta de que están dentro de la película, y saben perfectamente lo que va a suceder. Mientras se plantean cómo sobrevivir, Max enfrenta una situación aún más difícil al encontrarse cara a cara con su madre, o al menos el personaje que su madre interpretó, y se empeña en cambiar su destino.

La película se divierte un montón señalando todos los clichés y defectos habituales de los “slashers” ochentosos como lo predecible de las muertes y lo mediocre de las actuaciones y los guiones, principalmente por medio de Duncan, quien nunca deja de ver la situación como una película y a los personajes de la misma como seres de ficción aún cuando comienzan a morir frente a sus ojos, y reacciona ante el temible asesino Billy Murphy (el Jason Voorhees de Camp Bloodbath) como uno reaccionaría a encontrarse a alguna celebridad en la calle. Duncan es un comentario interesante en cómo aparentemente ven a su público los realizadores, seres en los que la devoción sincera y la necesidad de ser irónicos están siempre en conflicto, dejándolos un poco desconectados e incoherentes.

Pero por mucho que a los guionistas les gusta jugar con las “reglas” del cine del terror – nunca deja de ser gracioso como la forma más segura de convocar inmediatamente a Billy es que una mujer se descubra los pechos - , también se aseguran de que la historia tenga un corazón en medio de todo el sarcasmo. El drama de Max, quien repentinamente se encuentra ante la oportunidad de, en cierto modo, recuperar a su madre es genuinamente conmovedor, lo que sinceramente no me esperaba de una parodia de Viernes 13; gran parte del crédito es obviamente de Farmiga y Akerman, de sólido trabajo. Los amigos de Max, que al principio parecen versiones “del milenio” del tipo de estereotipos vivientes que pueblan los elencos de los filmes “slashers”, también tienen mucho más desarrollo como personajes que lo que uno esperaría.

Y aunque la acción es mucho menos sangrienta que lo que cabría esperar – las inevitables muertes nunca llegan acompañadas de caricaturescos géiseres de líquido rojo –, el director Todd Strauss-Schulson se las ingenia para meter mucha acción creativa, desde un desastroso enfrentamiento a lo Mi Pobre Angelito a un ridículamente entretenido duelo final de machetes, y toda la película se desarrolla en un mundo de colores casi artificialmente vívidos por el que la cámara se mueve de formas interesantes.

Si es usted una de esas personas que necesitan que sus películas tengan sentido en sus argumentos, sin embargo, quizá The Final Girls no sea la película para usted. La lógica está en el fondo de la lista de prioridades aquí, y no es mucho más sólida que la de las películas que parodia.

Sin embargo, si es capaz de mirar más allá de eso – y me parece que debería – The Final Girls es entretenimiento del bueno.

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THE FINAL GIRLS

Dirigida por Todd Strauss-Schulson

Escrita por M.A. Fortin y Joshua John Miller

Producida por Michael London y Janice Williams

Edición por Debbie Berman

Dirección de fotografía por Elie Smolkin

Banda sonora compuesta por Gregory James Jenkins

Elenco: Taissa Farmiga, Malin Akerman, Alexander Ludwig, Alia Shawkat, Thomas Middleditch, Nina Dobrev, Adam DeVine, Angela Trimbur, Chloe Bridges, Tory N. Thompson y Dan B. Norris

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