Se cerró el círculo de sangre en el caso AMEZ

De cuatro balazos mataron el viernes pasado en el departamento de Itapúa a Alfredo Manuel Elizeche Zayas (AMEZ), el joven quien en 1993 mató a tres miembros de la familia Rivelli en Asunción.

https://arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/5NEQK7QPIND5VM7JFN5R2YSFNA.jpg

Cargando...

De esta manera se cerró el circulo de violencia y sangre que se inició hace 22 años en la noche del 4 de junio de 1993 cuando con tan solo 14 años, AMEZ mató a María Angélica Ramona Torres de Rivelli y a sus hijos María Lourdes y José Luís Rivelli Torres, en su domicilio situado en Cnel. Gaudioso Núñez 820 del barrio Seminario de la capital.

El caso sobresaltó a la sociedad, primero por la crueldad del mismo y segundo porque el autor del hecho fue un menor que casi era un niño todavía. Sin embargo, la corta edad no fue un obstáculo para que Alfredo Manuel matara a tres personas y abusara de una de ellas ya después de haber fallecido.

Alfredo y su hermana fueron traídos como “criaditos” desde Encarnación hasta la casa de los Rivelli, en Asunción, poco tiempo antes del triple crimen. La máxima pena se pidió para el detenido, pero finalmente fue condenado a 12 años por su calidad de menor de edad y luego fue beneficiado con la implementación del Código de la Niñez y la Adolescencia.

En los primeros años, Elizeche Zayas estuvo recluido en un penal de Menores, luego lo trasladaron hasta la cárcel de Tacumbú donde cumplió su pena y en mayo de 2005 fue puesto en libertad y el joven volvió a Encarnación.

Sin embargo, estando tras las rejas el autor confeso del horrendo tiple crimen de los Rivelli, dio un giro radical a su vida y primero se convirtió al cristianismo, se congregó en el penal en una de las iglesias que operan en el sitio, conoció a una joven y se casaron. Cuando estuvo libre Alfredo volvió al sur ya habiendo cumplido con su pena y con una familia formada.

El triple homicidio, los malos tratos que alegó haber recibido de parte de los Rivelli, un calvario judicial, una condena y años presos, parecieron haber quedado solo como un recuerdo para Alfredo Manuel, quien dijo haberse entregado a Dios, formó una familia y se reintegró a una sociedad que decadas atrás lo había repudiado. Pero al parecer tanta sangre derramada todavía pedía llevarse una vida más y fue la del propio Alfredo Manuel Elizeche Zayas la que cerró el círculo de dolor y muerte.

Enlance copiado
Content ...
Cargando ...