Un rally con historia (I)

El próximo fin de semana se pondrá en marcha otra edición más de la competencia más tradicional de Paraguay, el Rally del Chaco, una historia que genera incontables anécdotas cada año, en cada carrera, en cada tramo.

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Esta competencia nace gracias a los hermanos Dumot y algunos intrépidos más que querían una carrera de autos en el Chaco, algo que por aquellos años, a principios de los 70, era prácticamente imposible.

Uno de los principales problemas era el poco conocimiento del territorio. Claro que lo que querían era un rally raid, más que el rally, que en estos momentos es lo más tradicional de nuestro país. Uno de los más interesados fue Phillip Bell, norteamericano, que había visto el Safari Rally del África y quería hacer algo similar.

La gente del Touring y Automóvil Club Paraguayo tomó la idea de Bell y a mediados de 1971, los directivos visitaron el Chaco para hacer el itinerario de la primera carrera. Meses después comenzaba la competencia que después se convertiría en la más popular del país.

En esta parte me gustaría incluir unos párrafos de la historia del Rally del Chaco encontrada en la página del TACPy, que habla de cómo empezó la competencia, o mejor, como era la logística en esos años. Fue algo sucedido en julio del año 1975.

“Partía hacia el Chaco una pequeña caravana compuesta por tres vehículos y siete tripulantes, encabezados por el Ing. Víctor Rubén Dumot; le acompañaban Francisco Escanciano (representante de la Dunhill Internacional, protopatrocinante del evento) y Darío González Palacios (camarógrafo)”, comenzaba la historia.

“Este trío viajaba a bordo de una pick-up Willys de Darío. Iban también Germán Russo (piloto y mecánico) y Jorge Himmelreich (piloto, mecánico y traductor de alemán), montados en una Kombi VW (la camioneta y el personal habían sido asignados por Diesa SA, este vehículo tenía como misión principal servir de testigo, pues si pasaba, se suponía que los coches en competición también lo harían); cerraban la caravana dos mecánicos de la firma IPA SA, a los mandos de una pick-up Land Rover”, continuaba el relato.

“El Chaco, muy pronto mostró el lado oscuro de su magia a los atrevidos excursionistas: la pick-up Willys perdió una rueda trasera a causa de un rulemán destrozado. El incidente se produjo afortunadamente en el desvío a Filadelfia, sobre el nuevo trazado de la ruta Transchaco. Así pues, la comitiva abandonó la Willys, trasladó lo más valioso (agua potable, sal y combustible) a las dos camionetas restantes y prosiguió su marcha adentrándose en el desierto. Para tener una idea del traspié que significaba este percance en esa época, debemos hacer notar que la pieza de repuesto tardó una semana en arribar hasta el vehículo prescindido”, indica la página del Touring sobre el hecho.

El rally tiene varias historias, basta con hablar con los pilotos que participan de la competencia desde sus inicios como el caso de Héctor Omar Risso o Gerardo Planás, grandes pioneros y ganadores de la competencia.

A principios de la competencia no estaba el Puente Remanso y había que pasar por balsa. Por supuesto, la ruta Transchaco no estaba asfaltada. Llegar a Mariscal Estigarribia era toda una odisea.

El rally, desde su primera edición, tenía dos ganadores, Clase A y Clase B. En la primera de ellas, los triunfadores fueron Marcos Peña y Pedro Federer, con un Toyota 1.000, y el trío Pavo Bittar, Melón Dumot y Pilo Caballero, con un Mercedes Benz 220 S, fueron los mejores en la clase B.

En el año 1972 aparecieron los grandes del automovilismo, los pioneros del Rally del Chaco que aún continúan buscando la gloria de la victoria, Gerardo Planás y Héctor Omar Risso. Ellos fueron los mejores de una de la categoría A, con un VW Fusca. En la B, el mejor fue Humberto Domínguez Dibb.

En el 73, los mejores fueron Juan Carlos Calvo, en la clase A, y Enrique Kallsen, en la B. En la clase A, Juan Carlos Calvo volvió a ganar en los años 74 y 75. En esos, años los ganadores fueron idénticos en ambas categorías, ya que Lucho Molinas fue el mejor en la clase B.

Desde 1976 ya las categorías fueron unificadas y hubo un solo ganador, así como es hasta nuestros días, donde es cierto, las autoridades premian a los mejores de tracción total y simple, pero sabemos que el ganador es uno solo.

Y en ese año 76, el mejor de vuelta fue Juan Carlos Calvo, a bordo de un Toyota, con Juan Bautista Gill como copiloto. Calvo se convertía en el más ganador del rally, que a esa altura ya era muy popular en nuestro país.

La carrera tiene un antes y un después del año 1983, teniendo en cuenta que por orden del gobierno de Alfredo Stroessner, no se llevó a cabo en los años 1984, 1985 y 1986. Pero antes hubo otros ganadores, Héctor Risso en el año 1977 ya con Cato Di Tore como copiloto, en su adorado Ford Escort.

Gerardo Planás, quien fue compañero de Risso en 1972, fue el mejor en el año 78, con un Toyota Célica, auto que repitió victoria en las manos de Luis Silguero, un año después. El Negro Risso repitió en 1980 y Marco Galanti, con otro Ford, se adjudicaba la carrera en el año 1981.

El único Datsun que ganó el Rally, en 1982, estaba piloteado por Alfredo Jaeggli y el último vencedor en la primera etapa de la competencia fue Gerardo Planás, a bordo de un Toyota Célica.

Este rally tiene muchas historias, una más tendremos a partir del 23 de setiembre, con la clasificación en el autódromo de la ciudad de Capiatá.

En la próxima entrega hablaremos de los ganadores después del levantamiento de la suspensión por parte del Gobierno de aquel entonces.

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