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En los años ’60, con la gran difusión del rock y la música beat, las orquestas típicas empezaron a caer en desuso. Las nuevas agrupaciones empezaban a usar instrumentos electrónicos, como guitarras, bajos y órganos para interpretar los temas de moda. Los Electrónicos Disonantes unieron lo tradicional con lo moderno. El repertorio del grupo incluía ritmos paraguayos, pero interpretados con instrumentos electrónicos. La orquesta sería así pionera de otros elencos folclóricos, como la Alegre Fórmula Nueva de Oscar Pérez.
‘‘Los Electrónicos Disonantes hicieron bailar a la gente con las selecciones de polcas paraguayas en todas las fiestas del país por más de dos décadas. Grabó muchos discos desde fines de los años ’60 hasta los ’70’’, señaló el Arq. Alfredo Vaesken, del Festival del Takuare’ê.
Vaesken comentó también que ya en 1999 Abraham Areco Gómez no pudo recibir el homenaje del festival del Takuare’ê, ya que se encontraba gravemente enfermo. Fue jurado de la fiesta musical guarambareña durante varios años.
‘‘Quedan los discos con el estilo inconfundible de la voz de Abraham Areco Gómez y los Electrónicos Disonantes, y como proyección una voz femenina, Sonia Areco Gómez, que trabaja en el Alto Paraná, incursionando en el canto, así como docente y comunicadora’’, señala Vaesken.
‘‘Los Electrónicos Disonantes hicieron bailar a la gente con las selecciones de polcas paraguayas en todas las fiestas del país por más de dos décadas. Grabó muchos discos desde fines de los años ’60 hasta los ’70’’, señaló el Arq. Alfredo Vaesken, del Festival del Takuare’ê.
Vaesken comentó también que ya en 1999 Abraham Areco Gómez no pudo recibir el homenaje del festival del Takuare’ê, ya que se encontraba gravemente enfermo. Fue jurado de la fiesta musical guarambareña durante varios años.
‘‘Quedan los discos con el estilo inconfundible de la voz de Abraham Areco Gómez y los Electrónicos Disonantes, y como proyección una voz femenina, Sonia Areco Gómez, que trabaja en el Alto Paraná, incursionando en el canto, así como docente y comunicadora’’, señala Vaesken.