Borges, un hombre fiel a sí mismo, según recuerda su viuda

GUADALAJARA. La viuda de Jorge Luis Borges, María Kodama recordó que su admiración y cariño por el escritor aumentaron cuando lo vio rechazar indirectamente el Nobel de Literatura: se dio cuenta que era una persona que jamás iba a traicionarse a sí mismo.

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Fue en 1976 tras una llamada en la que le pidieron que rechazara una visita al Chile del dictador Augusto Pinochet, algo a lo que él se negó rotundamente y al colgar supo que nunca recibiría el máximo premio literario del mundo.

“ Yo en ese momento lo quise todavía más porque admiré en él algo que me enseñaron a admirar, a no traicionarse a sí mismo, no importa lo que se pierda, pero jamás traicionarse a sí mismo”, recordó hoy la viuda del escritor en una charla en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

Con esa respuesta, Kodama se dio cuenta de que era una persona que “jamás iba a traicionarse, que jamás iba a traicionar sus ideas”.

En su biografía Borges, una biografía literaria del ensayista uruguayo Emir Rodríguez Monegal, se cuenta que en 1976 el escritor argentino había sido elegido a medias con el español Vicente Aleixandre para recibir el premio, pero que tras la visita a Chile la academia sueca decidió borrar su nombre de la lista para siempre.

Estas y otras anécdotas fueron recordadas hoy por la viuda del escritor argentino, que se casó con él pocos meses antes de que muriera y hoy, a sus 77 años, todavía preside la Fundación Internacional Jorge Luis Borges con sede en Buenos Aires.

Y todavía, 28 años después de su muerte, lo sigue echando de menos y extrañando cómo se divertían, pese a su gran diferencia de edad.

“Era divertidísimo, una persona muy divertida, había reflexiones divertidísimas y yo lo pasaba muy bien con él”, contó Kodama, quien constantemente desoía los reproches que le decían que era “un espanto” que saliera “con el viejo de los laberintos”.

Kodama también recordó la pasión de Borges por los libros, que condensaban para él “dos elementos preciosos”, “la memoria y la imaginación”.

Borges sintió desde niño la fascinación por el libro, por la lectura. Desde su infancia, en la que recorría la biblioteca de su padre, hasta el instante en que es el señor de los libros, cuando fue nombrado director de la biblioteca nacional, justo en el instante en que, como dice, con esa magnífica ironía de dios, no podía leerlos”, contó.

Pese a ser ciego desde los 55 años, Borges siguió “teniendo el culto a libro” y siguió comprándoselos, sus ediciones especiales, la reedición de sus favoritos, contó Kodama, quien dialogó con el público durante una hora, respondiendo a sus inquietudes.

La participación de Kodama es parte de las actividades de Argentina en la FIL, país invitado de honor de esta XXVIII edición.

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