La piratería “no me hace ninguna gracia", dice escritora española

MIAMI. Las personas que descargan obras de manera ilegal piensan “que tienen derecho a que los demás trabajemos gratis para ellos”, afirma la escritora española Julia Navarro, al lamentar los estragos de la piratería en la literatura.

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“A mí los piratas no me hacen ninguna gracia, y además no los considero piratas, los considero ladrones”, dice Navarro en Miami, donde esta exitosa autora de ficción histórica que ha vendido millones de libros en Europa y América Latina confiesa que quiere ahora conquistar al público hispano en Estados Unidos.

La también periodista Navarro presenta en la feria del libro de Miami su más reciente novela, Dispara, yo ya estoy muerto, en la que sumerge a los lectores en los conflictos en Medio Oriente. “Cuando uno utiliza la palabra pirata parece que incluso te cae simpático”, dice. Pero estas personas “no tienen ningún respeto por el trabajo de los demás, se creen que tienen derecho a que los demás trabajemos gratis para ellos, lo cual me parece el colmo del egoísmo”.

Particularmente en España “ha habido una falta absoluta de voluntad de tener una legislación que castigue a los piratas”, sentencia. Y aunque admite que pese a todo ella ha “tenido suerte” y sus libros han sido bien recibidos, le produce “una enorme desolación la gente que se queda por el camino”.

Más allá de retratar momentos determinados del pasado, la escritora dice que lo que le interesa en sus novelas es contar “pequeñas historias dentro de la gran historia”.

En su última novela el escenario es Medio Oriente “y hay dos familias, una judía y una palestina, a las que las decisiones que toman otros, las grandes potencias, tienen un efecto totalmente distinto, en una y otra”, dice.

Del conflicto israelo-palestino, que explora a través de la vida de estas familias, Navarro está convencida de que “el entendimiento al final es obligado”.

“Están compartiendo la misma tierra, aunque vivan de espaldas los unos a los otros”  afirma. “Este conflicto lo que necesita son dirigentes en ambas comunidades que estén a la altura de sus pueblos y sean capaces de arbitrar la paz”, agrega.

Pero la escritora también se lamenta al hablar de España. Aunque la macroeconomía parece reactivarse, sus “efectos todavía no han llegado a la gente real” , opina. “Hay muchas familias que se han quedado en el camino, mi país ha sufrido muchísimo”, lamenta.

Los medios de comunicación en su país también han sido golpeados, en parte gracias a las nuevas tecnologías, que han generado que “cualquiera crea que puede ser periodista”.

Ha sido “devastador” sobre todo para las nuevas generaciones: “Esos jóvenes periodistas que están en la universidad, a veces me pregunto, ¿dónde van a trabajar?”.

Navarro no duda en cuestionar a los críticos que desdeñan los “best-sellers”.

“A mí me parece de una arrogancia y una soberbia que me resulta absolutamente insoportable” cuando se dice que si “una cosa es leída por muchos, entonces no puede ser bueno porque la masa no tiene conocimientos”, señala.

“En el fondo es un desprecio a la gente, es considerar que la gente no tiene calidad ni conocimiento suficientes para apreciar las cosas buenas”, apunta.

Desconfía por igual de los escritores que dicen conformarse con un público reducido. “No me lo creo, porque detrás del trabajo de creación hay mucho esfuerzo, muchas horas, muchas ilusiones”, señala.
Pese al éxito que ha tenido, Navarro se impone nuevas metas.

“Ahora tengo que convencer a los lectores latinoamericanos que viven en Estados Unidos, y Miami es la puerta al resto de las Américas, y es una puerta que estoy traspasando tímidamente, con mucha ilusión y muchas esperanzas”, agrega.

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