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En un año más golpeado en la industria de conciertos local -el anuncio de recitales internacionales fue menor al del año anterior y el público se obligó a priorizar los espectáculos a los cuales acudir-, el año que se va dejó postales que atesoran gratos momentos musicales.
Con la primera presentación de la gigante del thrash metal mundial Metallica, pasando por el regreso de los Guns N' Roses, hasta la visita del carismático y oscarizado Jared Leto, con sus 30 Seconds to Mars, la potencia de leyendas latinas como Luis Miguel y Juan Gabriel y la consolidación de los uruguayos de No Te Va Gustar, los melómanos encontraron un sitio para vibrar con sus artistas favoritos.
Nadie dudaba de que, hasta entonces, era el grupo más esperado. En marzo de este año, la hazaña se hizo posible y los paraguayos vimos en vivo el talento de James Hetfield, Lars Ulrich, Kirk Hammett y Robert Trujillo.
Con un setlist diseñado por sus mismos fans –como mandaba la consigna del Metallica by Request– y el plus de contar con el talento local de la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura como artistas teloneros, Metallica dio una muestra en el Jockey de los más de 30 años de existencia e influencia musical.
Con sobredosis de ritmos, melodías y bases electrónicas, la banda estadounidense del momento pisó fuerte en el ecléctico escenario del Kilkfest, en el centro de Asunción. El público acompañó con fuerza hits como Safe and Sound y acompañó –con marcación coreográfica incluida– el entusiasta tema Center Stage.
Cuatro años después, volvió y fue furor. El baladista mexicano más internacional de todos dejó de lado su antipatía de divo, se relajó e interactuó con su público de la mejor manera. Entre sonrisas, saludos y versiones libres de clásicos como Tengo todo excepto a ti, La incondicional y Hasta que me olvides, Luis Miguel dejó en claro que sigue reinando.
Entre luces de relámpagos y el estruendo de los truenos, los Guns N’ Roses volvieron al país en abril, dos años y medio después de aquel primer gran show. Una lluvia copiosa bañaba el Jockey Club de Asunción, pero –tras un temido retraso– Axl Rose y los suyos aparecieron en el escenario y regalaron lo mejor de su repertorio, con canciones como Welcome to the jungle, It's so easy, Used to love her y November rain.
El popular Jared Leto y sus compañeros llegaron por primera vez al país y enloquecieron a un público especialmente adolescente. Pese a encontrarse con un leve problema de salud –como el mismo frontman confesó–, el artista brindó su carisma, subió a fans al escenario y compartió imágenes del recital en cada una de sus redes sociales.
Después de serios problemas de neumonía –lo habían obligado a reprogramar su gira–, el “divo de Juárez” llenó el Olimpia y ofreció lo mejor de su repertorio a lo largo de dos horas y media. Entre agudos inalcanzables, una calurosa versión de Recuerdos de Ypacaraí y la emoción que plasmaba a cada minuto, el público se rindió a los pies del mexicano.
Tan amado como odiado, el atrevido guatemalteco volvió a llenar el estadio del Olimpia. Con un despliegue escénico impactante –un simulacro de ferrocarril con la espectacularidad de efectos audiovisuales–, las fans vibraron con temas como Dime que no, Señoras de las cuatro décadas y Minutos.
Una especial empatía se produce entre la banda uruguaya más importante del momento y el público paraguayo. Con localidades agotadas en el Yacht y una sinergia constante, la banda de Emiliano Brancciari cerró un año de éxitos, con ovacionadas canciones como Ese maldito momento, Cero a la izquierda y Clara.
La guitarrista clásica paraguaya compartió escenario con la Camerata Bariloche, directamente desde Argentina. Un Teatro Lírico del BCP aplaudió de pie a la agrupación y celebró a la guitarrista local, a pocos días de difundirse la nominación de su álbum Salsa roja como mejor álbum de música clásica en los Grammy Latinos.
Con una poderosa banda y un eterno repaso de hits –desde La rueda mágica hasta Dar es dar y Mariposa tecknicolor–, Fito Páez presentó su nuevo álbum Rock and Roll Revolution en el Yacht y recordó viejos tiempos: “Recuerdo cuando vine, hace muchos años (a Paraguay) (…). Eso fue por el '87, '88: gracias por permitirme acompañarlos”. De alguna forma, demostró una vez más que la rueda sigue girando.