“La Chiperita”: amor de telenovela

Pequeña en escala y ambición, “La Chiperita” abraza su propia sencillez y cuenta una historia simple pero que conmueve gracias a un elenco de actores efectivos y naturales.

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Si, viendo el tráiler de La Chiperita, usted piensa que la historia parece algo más típico de una telenovela que de una película más corriente, en la sala de cine hallará que la propia película comparte esa opinión, y está más que dispuesta a señalarlo y divertirse consigo misma.

El filme cuenta su historia con una actitud relajada, sin complicaciones y con brevedad, sin sentir la necesidad de giros o personajes innecesarios para justificar contar en la pantalla grande una historia que no estaría fuera de lugar simplemente en una pantalla chica. De hecho, esa es una de sus principales virtudes.

La historia es simple: nuestra protagonista es Virgilia (Patty Paredes), una joven vendedora de chipa que trabaja con su madre Ña Candé (Hebe Duarte) y su mejor amiga Juanita (María Liz Rojas) en los alrededores de un puesto de peaje en alguna de las rutas de Paraguay.

En ese puesto de peaje trabaja también Walter (Bruno Sosa Bofinger), amigo de la infancia de Virgilia, un joven apuesto y bondadoso pero quizá algo lento a la hora de reconocer obviedades como los verdaderos sentimientos que Virgilia alberga hacia su persona.

La película gira en torno a los intentos de Virgilia por juntar valor para confesar sus sentimientos – con generosas dosis de impulso por parte de la cómicamente insistente Juanita – y de paso crecer un poco como persona al ganar alfo de firmeza y confianza en sí misma. Hay “mini tramas” complementarias como la presencia de una rival aspirante a los afectos de Walter y la incógnita del hermano de Virgilia, Anselmo, radicado en España como indocumentado y de quien no se sabe nada desde hace unas semanas, pero el director y guionista Hugo Cataldo Barudi tiene el tino de no intentar hacer su película más complicada de lo que necesita ser.

Cataldo no tiene miedo de utilizar clichés como la rival “sexy” o la amiga como recurso cómico, pero se asegura de intentar darles utilidad y, si no puede – como es el caso de la rival – se asegura de no dejar que roben demasiado tiempo de pantalla. El filme se compromete con su sencilla historia, y aunque se permite el hacer destacar cuestiones como la pobreza y la discriminación en base a las apariencias, esto se queda en segundo plano, existiendo sin interferir.

El personaje de Juanita, interpretado hilarantemente por una muy cómica María Liz Rojas, compara una y otra vez la situación de Virgilia con la de una telenovela que está viendo, como si el filme hiciera lo que el personaje de Eminem en 8 Mile: recitar él mismo las críticas que sabe que van a tirar contra él, convirtiendo lo que a primera vista puede percibirse como una debilidad en una virtud. Claro que parece una telenovela, después de todo trata sobre un dilema romántico que afecta a una persona que probablemente ve telenovelas, y es aconsejada por alguien que explícitamente traza paralelos entre la situación en cuestión y la trama de una telenovela; tiene sentido, ¿no?

El personaje de Virgilia es particularmente interesante, en especial porque es el único con cierta profundidad, ya que los demás personajes, aunque bien actuados y lo suficientemente entrañables, son bastante planos. Virgilia es la que debe conciliar una fortaleza interna con una autoestima que ocasionalmente flaquea, y balancear la lealtad a su madre con sus sueños personales. Patty Paredes la interpreta con tímida calidez.

Sin embargo, la película tiene sus defectos, algunos bastante importantes. La corta duración de la película es un modo efectivo de mantener las cosas simples y efectivas, pero por momentos Cataldo parece apurar demasiado algunas escenas clave, momentos que se beneficiarían mucho de un poco más de tiempo para respirar. Un poco de contexto para la relación entre Virgilia y Walter también hubiera sido muy bienvenido; cómo era su relación cuando eran pequeños, un vistazo a sus vidas antes del momento en que la película comienza, para que entendamos exactamente por qué Virgilia está enamorada del peajero. Al comenzar la película ella simplemente ya está enamorada, porque sí.

También, la predilección de Cataldo por las tomas largas ininterrumpidas es un arma de doble filo. El recurso es utilizado a la perfección durante una reacción hacia el final del filme, un sutil pero excelente momento de comedia física por parte de Sosa Bofinger que probablemente no hubiera resultado tan divertido si la cámara no lo hubiera seguido todo el tiempo sin cortes, pero en otras instancias exagera, incluso si la toma fija de turno no es particularmente interesante, como sí es el caso en algunos puntos como una conversación en un baño en la que el director usa ingeniosamente un espejo para tener las caras de las dos personas que conversan en pantalla.

Las actuaciones por lo general son sólidas – incluyendo a Giannina Lezcano como la rival romántica de Virgilia, cuya participación es poco más que un cameo - , y los diálogos mayoritariamente en guaraní salen con naturalidad en su gran mayoría, con solo algunos momentos en que la los diálogos traicionan ligeramente la naturalidad predominante; nada demasiado grave.

Las recientes han sido semanas interesantes para el cine paraguayo. Hace un mes teníamos el estreno de la película más cara jamás hecha en el país, un filme ambicioso que apuntaba alto y, en mi opinión y en las opiniones de muchos - incluyendo la mía -, erraba el blanco gravemente. La Chiperita está en el extremo opuesto del espectro que Mangoré en casi todo sentido: es un filme de ambiciones humildes que maneja una historia simple y sin más pretensiones que entretener y conmover.

Dentro de ese sencillo objetivo – y al decir que el objetivo es sencillo no quiero decir que la ejecución sea fácil, ninguna película es fácil de hacer – La Chiperita da en el blanco. Quizá se puede decir que la película no es muy distinta a ese alimento tan paraguayo que su protagonista vende; como la chipa salvadora de una tarde sin merienda, el filme no es particularmente complejo, pero tiene buen sabor y satisface.

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LA CHIPERITA

Dirigida por Hugo Cataldo Barudi

Escrita por Hugo Cataldo Barudi

Producida por Hugo Cataldo Barudi, Richard Careaga y Lorena Cabrera

Edición por Arapy Yegros y Mauricio Franco

Diracción de fotografía por Santiago Ortíz

Elenco: Patty Paredes, Bruno Sosa Bofinger, María Liz Rojas, Hebe Duarte, Giannina Lezcano y Ricardo Quntana

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