Cómo sobrevivir el largo y tedioso camino al trabajo

Ya sea que usted vive en una ciudad contigua o que vive en la metrópolis con arterias de tráfico tapadas en las horas pico, tal vez sepa cómo es pasar horas enteras para ir de casa al trabajo y de trabajo a casa. ¿Cómo hacemos para sobrevivirlo?.

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Vayamos primero a los aspectos negativos: se dice que cuanto mayor es la distancia al trabajo, mayor es el impacto en la salud mental y menor la calidad de vida. Si uno quiere ser fatalista, podría decirse que hay estudios que "demuestran que aquellas personas que están sometidas a largos viajes de ida y vuelta todos los días tienen mayor riesgo de sufrir presión alta, sobrepeso, diabetes y migraña", tal como explica Heiko Rüger, de un instituto público de investigaciones de Alemania.

Pero no todos los que viajan sufren este tipo de consecuencias. Si uno lo hace por un trabajo que realmente le gusta, suele manejar mucho mejor el estrés. Y si logra amenizarse el viaje con música o con un libro interesante, mejor todavía. Cualquier cosa que relaje o distraiga hace bien. Algo que se ve mucho: juegos en el móvil o acertijos y entrenamientos de memoria. Todo lo que evite que usted sienta que el tiempo de viaje está totalmente perdido vale.

Ni hablar de que lo mejor es evaluar lo básico: ¿viajar en metro es mejor que en autobús? ¿Ir y volver en un servicio diferencial no tendría el mismo costo si pudiera conseguir un abono mensual? ¿Estoy escogiendo siempre la mejor conexión? ¿A esta hora no será mejor, en lugar de viajar como siempre en metro, tomar el tren urbano? Y otro tema muchas veces subestimado: quienes están acostumbrados a moverse en coche no suelen soltarlo con mucha facilidad. Pero ¿no la pasaría mucho mejor aparcándolo en la terminal del metro?

Y es que el coche implica un estrés doble. No sólo porque uno está todo el tiempo impaciente de avanzar y de ver cuál es el mejor camino, sino porque además debe encontrar dónde estacionar cuando llega a destino. A veces es mejor sentarse en el autobús y quedar librado a la suerte de un conductor que tomará las decisiones y no estar pensando en cada semáforo si demoraría menos tomando tal o cual atajo.

Por supuesto, en caso ideal, no hay que olvidar que los mejores modos de compensar el estrés son hacer ejercicio físico, dormir bien y alimentarse como corresponde. Es decir, también es importante tener en claro las prioridades y no querer cumplir con todo, hacer todo bien y asumir toda responsabilidad. Si tiene la posibilidad, por ejemplo, de que alguien lo ayude en las tareas domésticas o cuide a los niños unas horas, no deje de aprovecharlo.

Además, no hay que subestimar la importancia de hacer un alto de vez en cuando y evaluar las rutinas que uno lleva adelante con tanta naturalidad. ¿Estoy haciendo bien? ¿Quiero seguir realmente en este trabajo? ¿Regulo bien el esfuerzo y mis capacidades? ¿Podría evaluar mudarme? Son grandes preguntas, pero no es bueno acarrearlas y posponerlas eternamente pensando "ahora no tengo tiempo para pensar en eso".

Ni hablar si tiene la posibilidad de trabajar de vez en cuando desde casa. No es un modelo que les sirva a todos, pero a veces hablando con los jefes se puede llegar a algún acuerdo para ahorrarse el tiempo y el desgaste de los viajes. Y en algunas compañías también se ha resuelto poner un minibús o cubrir ciertos gastos para que el trajín diario no sea tan tremendo. Siempre es cuestión de hablar. A veces las respuestas pueden sorprender.

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