Listas de pendientes: una herramienta útil para el trabajo

Llevar una lista de cosas que hacer es imprescindible en la mayoría de los trabajos ya que ayuda a la organización. Brinda satisfacción poder colocar un tilde al lado de un pendiente o incluso tacharlo con un trazo contundente del bolígrafo.

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Sin embargo, para que la lista de pendientes funcione, debe estar bien hecha. Por otro lado, vale la pena preguntarse por qué estas listas, que permiten marcar las tareas finalizadas, son tan útiles.

Las listas, por empezar, reducen la complejidad. Incluso cuando el caos es grande, la lista ayuda a mantener las tareas presentes. Una lista así tiene en principio dos funciones: organiza el día a día y transmite la sensación de "Logré algo y puedo tacharlo".

El período de tiempo que abarque una lista así dependerá de las preferencias personales y de su finalidad. Por lo general, tiene sentido llevar dos listas: una con las tareas diarias y otra con las tareas pendientes de la semana. Lo ideal es sentarse la noche anterior y escribir la lista para el día siguiente: de esa forma se puede arrancar derecho a trabajar por la mañana, con las obligaciones ya organizadas.

Para poder trabajar bien con una lista de pendientes hay que tener en cuenta algunas cosas. Por empezar, debe ser realista: es decir, no hay que anotar demasiadas cosas y además hay que prever pausas y posibles alteraciones.

Además, no tiene sentido anotar cosas que no se podrán hacer. Anotar dos o tres cosas para el otro día es suficiente. También es importante anotar los pendientes por orden de importancia y no así nomás. Los deadlines o fechas límite son un buen filtro para establecer prioridades.

Los expertos también recomiendan que la lista no sea demasiado detallada. Cuanto más fácil sea de entender al primer vistazo, más fácil es no olvidarse nada. Además, en el tiempo que lleva hacer una lista detallada se pueden resolver bastantes cosas.

Hay personas que prefieren llevar lo que se llama un "bullet journal": un libro en blanco que uno mismo transforma en calendario y que se puede decorar a piacere, incluyendo listas a largo plazo, deseos personales e incluso citas de índole privada, como encuentros con amigos o consultas con el dentista. Para algunos especialistas la ventaja es que se lo puede confeccionar individualmente según las propias necesidades.

Para otros especialistas, incluir tanto detalle y amor en una lista de modo de que se termine pareciendo a un libro no es eficiente, por lo que prefieren la lista.

En todo caso, advierten, es mejor armar una lista con las cosas que no hay que hacer, como perder el tiempo navegando en Facebook o Instagram durante el trabajo. Cada uno puede elaborar su propia lista de actividades con las que pierde el tiempo y colocarla en un lugar bien visible. De esta forma es posible que incluso se llegue a terminar mucho antes con la lista de pendientes.

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