“Shit happens”: qué pasa cuando uno se equivoca en el trabajo

“De los errores se aprende”, “Los errores son para cometerlos” o simplemente “Shit happens”, es decir, las cosas malas suceden. Todos escuchamos alguna vez una de estas frases cuando algo sale mal. ¿Brindan consuelo? Sí. ¿Ayudan? No mucho.

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Casi nadie reacciona con tanta ligereza cuando comete un error, muchos menos en el trabajo. Por lo general, lo que hay es una crítica impiadosa hacia uno mismo y miedo.

“Los errores afectan directamente la autoestima”, explica la psicóloga Tabea Scheel de la Universidad de Hagen, en Alemania. La lectura suele ser “no logré lo que me propuse”. Pero esto es un error, ya que no lograr algo nunca es una intención, sino algo que pasa. “Es más bien una pérdida de control”, afirma. A eso se suman los temores a una mala evaluación por parte de los colegas o el jefe.

Así y todo, los refranes y frases de uso común encierran cierta sabiduría para hacer frente a los errores. “El error y la forma en la que se lidia con él son grandes oportunidades para el desarrollo”, dice Kristine Qualen, psicóloga y coach de Hamburgo. Lo mismo cree la asesora laboral Ute Bölke de Wiesbaden: los errores dan lugar a cambios y abren la puerta a revisar procesos naturalizados o a fijarse nuevos objetivos. Para que esto sea posible, los empleados, equipos y empresas deben saber lidiar con los errores, es decir, tener una buena estrategia o cultura empresarial para afrontar errores.

La otra pregunta es: ¿conviene pasar de página o analizar? “Pasar simplemente de página puede ser peligroso”, afirma Qualen. “Pero analizar y destrozarse a uno mismo tampoco sirve”, añade. Lo importante es evaluar caso por caso. No se puede tratar a todos los errores por igual. Una coma de menos en un protocolo puede dar bronca, pero es un error que se puede dejar de lado rápidamente. Si se puso mal un número y el error tiene repercusiones, es otra cosa.

Es decir que cuando se trata de un error algo más importante viene bien tomarse un tiempo para analizarlo. En esos casos, no deben estar en el foco la culpa o las consecuencias, subraya Qualen, sino la pregunta: ¿Qué puedo hacer mejor la próxima vez? También hay que pensar acerca de qué falta para ello. ¿Más información? ¿Más capacitación?

Manejarse así con los errores significa que no se tienen intenciones de ocultar nada ni de mirar al costado, sino que se está dispuesto a hablar abiertamente de ellos. ¿Y si no es esa la cultura de la empresa? “Empiécela usted”, dice Scheel. Se puede empezar por comentar el error con los colegas, si se tiene confianza en ellos. Esto puede llevar a que todos terminen hablando más abiertamente de sus desaciertos.

Qualen recomienda hablar de estos problemas en ronda de colegas. Por ejemplo, acerca de los clientes difíciles y el trato con ellos. Es bueno establecer también ciertas reglas comunes, como renunciar a las acusaciones o culpas. También es mejor que no participe el jefe, y que nadie le vaya luego con el cuento.

Pero los jefes también pueden hacer algo para cambiar la cultura de la empresa. Si maneja los errores de forma constructiva, a la larga puede lograr que sus subalternos no los oculten. “Como jefe se debería intentar no tener por equipo a un montón de cobardes sino personas que se responsabilizan por lo que hacen”, asegura Bölke.

Y atención: los jefes también necesitan cada tanto de cierto feedback. Por eso, si cree que a la empresa le falta cierta cultura para lidiar con los errores, se puede comentar con el jefe. Lo importante, al igual que a la hora de enfrentar un error, es dejar las culpas de lado.

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