A una semana de muerte de fiscal Nisman, dudas aturden a Argentina

BUENOS AIRES. Entre dudas y estupor, Argentina sigue los detalles que rodean la muerte hace una semana del fiscal Alberto Nisman.

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Cuatro días después de denunciar a la presidenta Cristina Kirchner y horas antes de dar explicaciones en el Congreso, Nisman murió de un disparo con un arma que le había sido prestada.

La fiscal Viviana Fein, que investiga la muerte de su colega, precisó el sábado que “el disparo fue a una distancia no mayor a un centímetro; el arma fue apoyada sobre la sien”, dijo al canal de noticias TN. Fein insistió en que no hay pruebas de que hayan participado del hecho terceras personas y que esperan otros exámenes, “toxicológico e histopatológico”.

Las declaraciones de Fein a los medios responden al clima de incertidumbre y sospechas que se hacen eco en los medios, redes sociales y en conversaciones de bares del caso Nisman, el único tema en la última semana.

Nisman apareció muerto de un disparo el domingo en la noche, horas antes de comparecer ante el Congreso para explicar una denuncia contra Kirchner y su canciller Héctor Timerman por supuestamente encubrir a iraníes acusados de haber participado en un atentado contra una mutual judía en Buenos Aires en 1994.

Aquel atentado, que dejó 85 muertos y 300 heridos, ocurrió dos años después de otro en la embajada de Israel de la capital argentina (que dejó 29 muertos), y es considerado el mayor ataque terrorista en la historia argentina.

“Queremos que se investigue con profundidad la muerte de Nisman, que con su desaparición se llevó un enorme conocimiento de la causa AMIA”, dijo a la AFP Ariel Cohen, miembro del directorio de la mutual judía.

Nisman, de 51 años, era el fiscal especial de esta causa desde 2004 y se reunió con los líderes de la colectividad judía el jueves antes de su muerte. “Estaba acelerado, no nos dio pruebas de su denuncia, pero nada hacía presagiar su muerte”, agregó Julio Schlosser, presidente de la DAIA, la agrupación que reúne más de 140 grupos judíos.

Las autoridades indicaron que parecía ser un suicidio, pero en el transcurso de la semana hasta la Presidenta se dijo “convencida” de que el fiscal no se quitó la vida. Para la fiscalía es una “muerte dudosa”.

La muerte de Nisman se vive como un policial sin testigos y abundantes hipótesis, entre las cuales el “suicidio inducido” es el más mencionado en la calle, pero ¿quién lo instigó?

El viernes prohibieron la salida del país de Diego Lagomarsino, un colaborador cercano al fiscal que le prestó el sábado pasado la pistola calibre 22 que lo mató y parece ser la última persona que lo vio con vida. Lagomarsino se puso a disposición de los investigadores el viernes.

La exesposa de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, pidió ser parte querellante en representación de sus dos hijas, de 7 y 15 años.

Kirchner sostiene que Nisman no se suicidó y que su muerte forma parte de un complot contra su Gobierno. La Presidenta y sus colaboradores han sembrado dudas sobre el papel del exjefe de operaciones de la Secretaría de Inteligencia, Antonio ’Jaime’ Stiusso, removido del cargo en diciembre.

Stiusso trabajaba estrechamente con Nisman desde que el fiscal fue designado en 2004 para investigar el atentado a la AMIA.

Un periodista del diario en inglés The Buenos Aires Herald, Damián Pachter, el primero en informar la muerte de Nisman, dijo que se fue del país el sábado tras recibir amenazas, informó el Foro de Periodismo Argentino (Fopea).

“Me voy porque mi vida corre peligro”, dijo Pachter, también colaborador del periódico Haaretz de Israel, según colegas de los diarios Clarín e Infobae. Indicó que sus teléfonos estaban intervenidos.

El diario Buenos Aires Herald dijo que no tenía conocimiento alguno de estas amenazas y confirmó que desde el viernes Pachter no concurre al trabajo.

La denuncia de Nisman se basó en escuchas telefónicas entre supuestos espías y allegados al Gobierno y será tramitada en febrero, informaron fuentes judiciales. Estas pruebas fueron resguardadas por un juez.

“La denuncia de Nisman evidentemente tenía otros móviles, conozco sus escritos, y me atrevería a decir que esa denuncia no lleva la letra de Nisman”, dijo a la AFP Walter Goobar, periodista e investigador de los atentados en 1992 y 1994 en Buenos Aires.

Goobar coincide con vincular la denuncia de Nisman con “la remoción de la cúpula de la Secretaria de Inteligencia” argentina en diciembre.

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