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Los últimos espacios gratuitos de ambos candidatos en televisión fueron antecedidos por una edición que Veja lanzó a la calle hoy, un día antes de lo habitual, con impactantes fotos de Rousseff y de su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva en su portaba, bajo el título “Ellos sabían de todo”.
Aludió así a un escándalo de corruptelas en la estatal Petrobras y aseguró, aunque sin mencionar fuente alguna, que el cambista Alberto Yousseff, preso por esas corruptelas, habría reconocido ante la policía que la presidenta y su mentor estaban al tanto de esas corruptelas.
La veracidad de la información de Veja fue puesta en tela de juicio por el abogado Antonio Figueiredo, defensor de Yousseff, quien dijo que no tenía conocimiento de esa declaración, pese a que estuvo presente en cada testimonio de su cliente ante la policía.
“Estamos perplejos y desconocemos qué está pasando. Pero es preciso tener cuidado porque hay mucha especulación”, dijo al abogado al diario O Globo.
Rousseff comenzó su último programa en televisión aclarando que hubiera querido concluir su campaña de otro modo, pero aseguró que la “dignidad” no se lo permitía.
“No puedo callar frente a este acto de terrorismo electoral”, dijo Rousseff, quien acusó a Veja de haber “agredido a la prensa y al periodismo” y “exceder todos los límites” en un momento en que los sondeos la muestran como favorita para ser reelegida el domingo.
“Es una barbaridad, es una infamia contra mí y contra Lula. Es un crimen” y tiene “una clara intención malévola de interferir en los resultados de las elecciones”, denunció Rousseff, quien anunció que tomará medidas legales contra la revista, que mantiene una férrea línea opositora.
Rousseff, a quien las últimas encuestas le dan una ventaja de entre seis y ocho puntos porcentuales respecto a Neves, vaticinó que “Veja fracasará en su intento criminal” y apuntó que “la diferencia es que esta vez no quedará impune”, pues “la justicia libre de este país condenará este crimen”.
El espacio de Neves comenzó también con una suerte de desmentido indirecto pero a las firmas Datafolha e Ibope, que en encuestas publicados este jueves mostraron a Rousseff por primera vez con una clara ventaja sobre el opositor y ya no en el “empate técnico” en que se mantenían.
Sin embargo, la campaña del candidato socialdemócrata mostró un sondeo de la empresa Veritá, el cual dice que ganará las elecciones del domingo con un 53 % de los votos, frente al 48 % que obtendría Rousseff.
Aunque no mencionó la corrupción en Petrobras, que esgrimió contra Rousseff durante toda su campaña, el líder opositor reiteró que quiere darle al país “un nuevo modo de gobernar y rescatar los valores de la honestidad y el respeto, que se están perdiendo”.
Neves aseguró que durante los últimos tres meses recorrió el país de punta a punta y entendió que Brasil “no quiere más lo que está” y que ha sido tomado por “un deseo de liberación”.
El líder socialdemócrata recordó a su abuelo Tancredo Neves, que en 1985 fue el primer presidente civil elegido en Brasil tras 21 años de dictadura, pero murió antes de ocupar el cargo.
“Hace 30 años nos unimos en torno a mi abuelo para vencer a la dictadura y hoy repito la misma frase que él usaba: Cambia Brasil”, declaró Neves.
A diferencia de la campaña para la primera vuelta, en la cual la presidenta contó con el doble de tiempo en televisión en función de la amplia coalición de partidos que la apoya, para la nueva elección del próximo domingo ella y Neves tuvieron diez minutos diarios.
En la primera vuelta de las elecciones, el 5 de octubre pasado, Rousseff fue la más votada, con un 41,59 % de los votos, frente al 33,55 % de Neves.
Ambos candidatos volverán a encontrarse esta misma noche para el último debate de esta campaña, organizado por el canal de televisión Globo, el de mayor audiencia en el país.