Continúa ola de violencia en Nicaragua y EE.UU. advierte al gobierno

MANAGUA. El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, denunció este martes la violencia “patrocinada por el Estado” en Nicaragua, mientras que otras cinco personas murieron en medio del caos que envuelve al país centroamericano.

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“La violencia patrocinada por el Estado en Nicaragua es innegable. La propaganda de Ortega no engaña a nadie y no cambia nada. Más de 350 muertos a manos del régimen. Estados Unidos pide al gobierno de Ortega que ponga fin a la violencia AHORA y celebre elecciones anticipadas: ¡el mundo está mirando!”, escribió Pence en su cuenta en Twitter.

El tuit de Pence se refiere a la entrevista a Ortega realizada por la cadena estadounidense Fox News y emitida el lunes en Estados Unidos. En el fragmento de la entrevista mencionado por Pence, Ortega rechazó las acusaciones de que su gobierno controla grupos paramilitares progubernamentales que han sido vistos actuando en acuerdo con la policía.

Los comentarios de Pence se producen horas después de que se conoció que cinco personas, incluyendo una brasileña estudiante de medicina, murieron en incidentes de violencia en Nicaragua que involucran a fuerzas del Estado. En declaración este martes a la cadena Telesur, Ortega dijo que su gobierno enfrenta una “conspiración” instigada por congresistas en Estados Unidos que impulsan la denominada Nica Act, una ley que a su juicio busca desestabilizar económicamente al país.

El mandatario negó nexos de su gobierno con grupos paramilitares, los que dijo están vinculados a sectores de derecha, y se declaró dispuesto a buscar nuevos arreglos con los empresarios y la Iglesia católica, a cuyos líderes acusó la semana pasada de golpistas. El cardenal Leopoldo Brenes manifestó este jueves a la AFP que la Iglesia “no es enemiga” del gobierno y recomendó a Ortega “escuchar” lo que el pueblo está pidiendo. Insistió en que los obispos están dispuestos a realizar todo lo posible para continuar el diálogo.

Brenes consideró que no hay condiciones para retomar las pláticas en este momento, pero que se deben hacer esfuerzos para lograrlo porque “sin diálogo habría más muertos” y por eso su reanudación es “el único camino para que desaparezca” la violencia.

La brasileña Raynéia Lima, de 32 años, cursaba el último año de medicina y recibió disparos cuando se dirigía en un vehículo a su residencia en el suroeste de Managua hacia la medianoche del lunes, dijo a la AFP el rector de la Universidad Americana (UAM), Ernesto Medina.

Los hechos ocurrieron en el residencial Lomas de Monserrat, donde, según testigos, paramilitares dispararon a su automóvil. Lima fue llevada por su novio al hospital, pero las “heridas eran fatales” y falleció la madrugada de este martes, señaló Medina.

En tanto, cuatro personas murieron en Jinotega, 162 km al norte de Managua, en un operativo de fuerzas combinadas de la policía y paramilitares entre la noche del lunes al martes, informó el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh)..

Las acciones de las fuerzas progubernamentales, que continuaban este martes en Jinotega, dejaban “numerosos” heridos, dijo a la AFP el activista de Cenidh Juan Carlos Arce.

La estudiante brasileña, que residía desde hacía seis años en Nicaragua, era originaria del estado de Pernambuco y realizaba su internado en el hospital de la policía Roberto Huembes en Managua, dijo el rector Medina, quien era uno de sus profesores en la UAM.

Su caso generó tensión con el gobierno de Brasil, que expresó en un comunicado su “profunda indignación” y condenó la “trágica muerte” de Lima, además de indicar que está buscando “aclaraciones” del gobierno de Nicaragua sobre las circunstancias en que se registró el fallecimiento.

Posteriormente, llamó a consultas a su embajador en Managua, Claudio Villafañe Gomes Santos, y convocó a la cancillería a la embajadora de Nicaragua en Brasilia, Lorena del Carmen Martínez, para dar su versión de los hechos. Brasil también demandó que se hagan los esfuerzos necesarios para identificar y castigar a los responsables del “acto criminal”.

La policía se deslindó de la responsabilidad y atribuyó la muerte de la joven brasileña a un vigilante privado. “Un guarda de vigilancia privada, en circunstancias aún no determinadas, realizó disparos con arma de fuego, uno de los cuales le impacto (a Lima) ocasionándole heridas” , según un comunicado de la policía. Brasilia reiteró en una nota su condena a la represión de protestas en Nicaragua y al “uso desproporcionado y letal de la fuerza, así como el uso de grupos paramilitares en operaciones con equipos de seguridad”.

Las protestas se iniciaron el 18 de abril contra una reforma a la ley de seguro social, pero derivaron en una demanda de justicia y de la salida del gobierno del presidente Daniel Ortega y de su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.

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