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La cuantía se añadiría al incremento que ya contemplaba un plan de cinco años que presentó el jefe del Estado Mayor, Gadi Eisenkot, en 2015 y que solo podía ser modificado ante “cambios de seguridad o económicos que ambas partes -el Ministerio de Defensa y el de Finanzas- consideraran graves”.
“Ha habido un cambio fundamental y dramático en la región. Algunas cosas las podemos debatir, otras no”, dijo el titular de Defensa israelí, Avigdor Lieberman, en declaraciones a un grupo de periodistas recogidas hoy por los diarios locales.
El ministro explicó que la prioridad es “evitar una próxima guerra a través de operaciones de entreguerras (misiones clandestinas para frustrar el crecimiento de las fuerzas en terreno) y el apoyo a la disuasión”.
“Estamos moldeando continuamente la realidad a lo largo de la frontera norte. Esto tiene un potencial de escalada, pero estamos haciendo todo lo que podemos para no entrar en guerra”, aseguró Lieberman.
Según Ynet, el ministro de Defensa mantiene maratonianas conversaciones con el de Finanzas, Moshe Kahlón, para elevar la dotación en 4.800 millones de dólares.
Israel ha mostrado su rechazo a que fuerzas proiraníes se asienten cerca de la frontera, especialmente la milicia chií libanesa Hizbulá que ha sido aliada del presidente Bachar Al Asad en el conflicto sirio, y que ahora habría consolidado posiciones tanto en Líbano como en Siria. La anómala dimisión del presidente libanés, Saad Hariri, desde Arabia Saudí, también ha enrarecido la situación en la frontera norte de Israel.
Hoy, el jefe del Ejército libanés, el general Joseph Aoun, instó a sus militares a “estar alerta y vigilantes” y estar “disponibles” “para hacer frente a las amenazas y violaciones del enemigo israelí”.