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Jeffrey Fowle, de 56 años, se reunió con su esposa y tres hijos en su casa en Ohio (noreste), después de que Pyongyang permitiera que un avión del Pentágono volara sobre la capital de Corea del Norte el jueves para recoger al prisionero.
Tras su llegada a la Base de la Fuerza Aérea Wright-Patterson, Fowle descendió de la aeronave sonriendo y con parte de su equipaje en las manos, y fue recibido con abrazos por sus familiares en la pista de la terminal aérea.
“Jeff quiere hacerles saber que fue tratado bien por el gobierno de DPRK (Corea del Norte) y está con buena salud”, dijo su familia en un comunicado.
La familia Fowle agradeció al Departamento de Estado, la embajada Suiza en Pyongyang que medió para asegurar la liberación, al embajador estadounidense Tony Hall y a todos los que ofrecieron “amor, apoyo y oraciones” durante la detención de Jeffrey.
El estadounidense había ingresado a Corea del Norte en abril pasado y fue detenido tras supuestamente dejar una biblia en un hotel en la localidad portuaria de Chongjin.
Corea del Norte indicó que el “criminal” Fowle fue liberado como una “medida especial” ordenada por su líder Kim Jong-Un tras “reiteradas peticiones” del presidente estadounidense, Barack Obama.
El secretario del Departamento de Estado, John Kerry, insistió en que Washington no hizo concesiones a Pyongyang para lograr la liberación.
“No, no hubo un quid pro quo (intercambio)”, dijo Kerry durante una visita a Berlín, agregando que su país esta “muy preocupado por los ciudadanos estadounidenses que quedan en Corea del Norte”.
Según el comunicado de la familia, Fowle está pendiente de los estadounidenses Matthew Miller y Kenneth Bae, que fueron sentenciados en Corea del Norte a trabajos forzosos.
El Departamento de Estado declinó el martes dar detalles de cómo se obtuvo la liberación de Fowle, precisando que aún continúa sus esfuerzos por lograr el regreso de otros dos estadounidenses.