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El mandatario suspendió en la mañana su asistencia a dos actos en el altiplano y viajó de emergencia a la zona cocalera del centro del país para verificar el inicio de la destrucción de unas 40 hectáreas de coca sembradas ilegalmente en el parque.
En un discurso, Morales lamentó que grupos de campesinos hayan ingresado al parque nacional Carrasco para sembrar los cocales y dijo que hubo una intervención de las Fuerzas Armadas y la Policía para “ hacer respetar ” la reserva forestal.
Antes de sobrevolar el lugar intervenido, denominado Yungas de Vandiola, Morales dijo que el viernes comenzó la destrucción de los cocales con la presencia de representantes de la Fiscalía, informó la agencia estatal de noticias ABI.
Según el mandatario, en el lugar también se hallaron dos fosas de maceración de coca para la preparación de cocaína y unas ocho familias huyeron antes de ser arrestadas por las autoridades.
La hoja de coca tiene diversos usos legales medicinales e industriales en Bolivia, pero también es desviada para la fabricación de cocaína al contener los alcaloides de la droga.
En los últimos días, campesinos del lugar realizaron huelgas de hambre y manifestaciones y amenazaron con marchar a La Paz para defender esas plantaciones, a tiempo de que solicitaron reuniones con Morales o el vicepresidente del país, Álvaro García Linera.
“ Pueden reunirse conmigo o el vicepresidente Álvaro García Linera pero en vano se van a reunir porque no vamos a aceptar cocales dentro del Parque Carrasco ” , respondió hoy Morales, según ABI.
El Parque Nacional Carrasco, situado en el departamento central de Cochabamba, está considerado como un santuario de vida silvestre y un gran atractivo turístico por su diversidad de fauna y flora. Según el informe oficial, en el lugar actualmente están 400 efectivos de la fuerza de erradicación de cocales.
El pasado 10 de diciembre, las fuerzas encargadas de la lucha antidroga informaron que este año en todo el país destruyeron más de 11.000 hectáreas de coca ilegal y decomisaron 21 toneladas de cocaína.
A mediados de año, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) certificó que en Bolivia existían unas 23.000 hectáreas, de las que solo unas 12.000 son reconocidas como legales para usos tradicionales, medicinales e industriales.