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“Debemos educar para aceptar y acoger toda vida humana sin discriminación, especialmente las más vulnerables y excluidas”, afirmó la comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), que reúne a todos los obispos católicos del país suramericano.
El Día del niño por nacer fue instituido por decreto en 1998 por el Gobierno del entonces presidente argentino Carlos Menem (1989-1999). La fecha del 25 de marzo para celebrar este día coincide con la celebración de la fiesta católica de la Anunciación, que recuerda la concepción de Jesús en el seno de la Virgen María. La CEA recordó que “la Ley de Dios y el sentido común ” enseñan que “ la vida es un gran bien” que se debe “preservar desde el momento que comienza”.
“Conocemos y acompañamos a las mujeres, a los padres y a las familias que viven situaciones injustas, dolorosas y a veces dramáticas, justo cuando está por llegar una nueva vida. Pero no sucumben a las presiones e indicaciones de muerte que reciben de su alrededor, incluso de algunas instancias de la sociedad civil”, sostuvieron los obispos. Los prelados señalaron que “no hay una vida que valga más y otras menos” y que “toda vida debe ser cuidada y ayudada en su desarrollo desde la concepción hasta la muerte natural, en todas sus etapas y dimensiones”.