Inédita cohabitación de dos Papas

Dos meses después de su histórica renuncia, el papa emérito Benedicto XVI, con señales de fatiga por sus 86 años, regresa al Vaticano donde se instalará a escasa distancia de su sucesor, una cohabitación sin precedentes en la historia del papado.

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El papa emérito llegará en helicóptero al Vaticano desde la residencia veraniega de Castel Gandolfo, a 25 kilómetros al sur de Roma, para alojarse en el convento “Mater Ecclesiae”, reformado para la ocasión y localizado en los apacibles jardines del Estado más pequeño del mundo.

El argentino Francisco recibirá personalmente a su predecesor a las 16H50 (14H50 GMT) a la entrada del monasterio, su nueva residencia.

Una delegación oficial formada por el decano del colegio cardenalicio Angelo Sodano y el secretario de Estado, Tarcisio Bertone, quien fue su mano derecha, lo acogerá en el helipuerto, según indicó la oficina de prensa del Vaticano, que distribuirá las imágenes del acontecimiento.

Desde su elección el pasado 13 de marzo, Francisco ha manifestado en varias ocasiones amistad por su predecesor, con quien ha hablado telefónicamente y ha celebrado misa en honor de su reciente cumpleaños.

Benedicto XVI se trasladará a su nueva residencia con un pequeño grupo de asistentes, entre ellos su secretario privado, el obispo alemán Georg Gänswein.

Será de todos modos una relación compleja, según numerosos observadores, ya que el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio fue el gran rival hace ocho años del alemán Joseph Ratzinger en el cónclave que lo escogió tras la muerte de Juan Pablo II.

Desde su monasterio, aún dedicado a la oración y al estudio, el anciano Papa emérito, que reinó durante una fase muy difícil por los escándalos que sacudieron su pontificado, resulta un observador privilegiado y singular de todo lo que ocurra durante el papado del primer latinoamericano y jesuita de la historia.

Esa convivencia suscita interrogantes e inclusive críticas por la presencia de dos papas al mismo tiempo dentro de las murallas del Vaticano.

Además, el hombre de confianza durante los ocho años de pontificado de Benedicto XVI , el secretario Gänswein, prefecto de la Casa Pontificia, es la persona que dirige la oficina que organiza la agenda papal, fija las audiencias solemnes y privadas, dispone las ceremonias pontificias -excepto la parte estrictamente litúrgica- y coordina los preparativos de sus viajes.

Si bien casi todos los expertos recalcan que su papel como vínculo entre los dos pontífices será provisional, es la primera vez en la historia reciente de la Iglesia que el secretario papal deberá servir a la vez a dos papas.

El hecho de que Gänswein conserve el cargo y siga siendo secretario personal de Benedicto XVI, puede crear confusión sobre su papel e influencia entre los dos pontífices.

En estos dos meses, sin embargo el papa emérito ha mantenido una vida sumamente discreta, y ha evitado involucrarse en los asuntos internos del Vaticano.

Es posible que los dos papas se encuentren durante sus paseos por los apacibles jardines del Vaticano e inclusive recen juntos, como ocurrió el pasado 23 de marzo, cuando Francisco viajó a Castel Gandolfo para almorzar con Benedicto XVI.

El papa emérito de todos modos no llevará una vida de recluso y podrá ser consultado por su sucesor y recibir personas y amigos, precisó el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi.

El vocero papal desmintió de nuevo que el papa emérito se encuentre gravemente enfermo como aseguraron medios de prensa españoles tras aparecer muy agotado, con bastón, durante el histórico encuentro a finales de marzo con Francisco.

“Es anciano, débil, pero no sufre enfermedad alguna”, reiteró Lombardi.
Según fuentes médicas, el cambio de ritmo de trabajo pudo suscitarle un repentino agotamiento.

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