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Tras una serie de resultados electorales sorprendentes el año pasado, como el referendo que selló la salida de Reino Unido de la Unión Europea o los comicios en que se eligió a Donald Trump presidente de Estados Unidos, muchos miran a Merkel como la mejor carta para liderar Occidente en momentos de incertidumbre.
El bloque conservador de Merkel -conformado por los demócratas cristianos (CDU) y sus aliados bávaros, la Unión Social Cristiana (CSU)- obtuvo el 32,5 por ciento de los votos, lo que los convierte en el grupo parlamentario más numeroso, según una encuesta a boca de urna para la radio ARD.
Sus rivales más cercanos, los socialdemócratas de centroizquierda (SPD), lograron solo un 20 por ciento, un mínimo histórico desde la posguerra. El ultraderechista partido Alternativa para Alemania (AfD) sorprendió al establishment al situarse tercero y entrar al Parlamento por primera vez con un 13,5 por ciento.
Merkel se une con este triunfo a Helmut Kohl, su mentor que reunificó a Alemania, y a Konrad Adenauer, que lideró el renacimiento de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, como los únicos cancilleres de la posguerra en ganar cuatro elecciones nacionales.
Ahora Merkel deberá formar un gobierno de coalición, un proceso arduo que podría tomar meses ya que todos los posibles socios no están seguros de si realmente quieren compartir el poder con ella.