Militares patrullan Natal en séptimo día de rebelión carcelaria

NATAL. Militares brasileños comenzaron a patrullar este viernes las calles de Natal cuando se cumple el séptimo día de rebelión en el presidio de Alcaçuz, todavía bajo control de las bandas de narcotraficantes que se enfrentaron en un sangriento motín.

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Mientras los reclusos seguían moviéndose libremente por la cárcel, los primeros efectivos de las fuerzas armadas comenzaron a desplegarse por puntos turísticos de esta ciudad tropical que en los últimos días sufrió actos de vandalismo por parte de miembros de las bandas.

Pero los militares no entrarán a los presidios en conflicto, tal y como había avanzado la Presidencia al aceptar la petición del gobernador de Rio Grande do Norte, cuya capital es Natal, de “envío inmediato” de efectivos a la ciudad.

“Las Fuerzas Armadas no van a sustituir a las policías de los estados. La participación de los militares les liberará para actuar en otras áreas. No vamos a permitir que el crimen impere” , afirmó el ministro de Defensa, Raul Jungmann, en su visita este viernes a Natal.

De aquí al domingo, la ciudad recibirá a 1.846 militares que patrullarán las calles, protegerán carreteras, estaciones y se instalarán en puntos estratégicos.

Este viernes todavía podían verse en una terminal de la ciudad los esqueletos calcinados de varios de los 21 autobuses que fueron quemados la noche del miércoles en la capital, y en otras cinco localidades del estado, en protesta por la transferencia de 220 presos de Alcaçuz a otras unidades.

Desde entonces, el servicio de transporte urbano está suspendido, aunque se espera que se retome este sábado, de acuerdo a la estatal Agencia Brasil.

La seguridad de la ciudad, sin embargo, seguía dependiendo de la tensa calma que se vivió durante la jornada en esta prisión que la víspera volvió a convertirse en un campo de guerra.

Enfrentados salvajemente desde la masacre, miembros del denominado Sindicato do Crime RN y del Primer Comando de la Capital (PCC) se lanzaron a una batalla campal en el patio con palos, piedras y armas blancas. Para tratar de separar los bandos, la policía lanzó balas de goma y gases lacrimógenos desde los muros que rodean el penal.

Los ánimos se calmaron en la tarde con la entrada de varios policías del Batallón de Operaciones Especiales, que abandonaron después la prisión.

La guerra por el control del tráfico de cocaína entre presos del PCC y las facciones rivales, empezando por el Comando Vermelho y sus aliados como el Sindicato do Crime, dejó ya cerca de 140 muertos desde inicios de año, muchos de ellos decapitados.

Las principales masacres se produjeron en Manaos (56 muertos) y Roraima (33), ambas en el norte, así como en Natal (26).

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