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En la parte palestina de la Ciudad Santa, anexionada y ocupada por Israel, se oían en la noche fuertes detonaciones, tras las refriegas del día, sobre todo en el barrio de Silwan, donde vivía el autor del ataque del miércoles, Abdelrahman Shalodi.
La policía israelí “dispersó con medios legales y no letales” a los jóvenes en algunos barrios, aseguró a la AFP Luba Samri, portavoz de la policía.
Se trata de granadas lacrimógenas que provocaron las noches anteriores incendios en las casas donde caían, así como balas de caucho, que el viernes hirieron a una treintena de jóvenes, según un balance no confirmado de la agencia oficial palestina Wafa.
Ante esta violencia, cuya intensidad y duración son bastante poco frecuentes en Jerusalén, la justicia israelí decidió posponer hasta el domingo por la noche los funerales de Abelrahman Shalodi, de 21 años, ya que las obsequias de los “mártires” palestinos suelen dar pie a enfrentamientos con la policía.
Según el abogado de la familia, el cuerpo del palestino, que sigue en manos de los forenses israelíes, que murió a causa de los disparos de la policía el miércoles, se le entregará a la familia a la puerta del cementerio situado en el Monte de los Olivos, cerca de Silwan, el domingo entre las 23H00 y medianoche.
Sólo 20 personas, cuyos nombres tendrán que haber sido comunicados con anterioridad a la policía palestina, podrán asistir al sepelio, informó el abogado, Mohamed Mahmud en un comunicado.
El Estado hebreo asegura que Shalodi embistió deliberadamente su coche contra una parada de tranvía en Jerusalén, matando a una pequeña de tres meses de nacionalidad estadounidense e hiriendo a seis personas. También le acusa de ser miembro de Hamas, pero su familia ha negado que pertenezca al movimiento islamista.
Su madre, Inés Charif, de 42 años, aseguró a la AFP que piensa que fue un accidente de coche. Según ella, su hijo mayor estaba en los últimos días con tal agotamiento mental que un médico le había aconsejado que fuera a ver a un especialista.
Shalodi salió de la cárcel en diciembre de 2013 después de haber pasado 14 meses por tirar piedras, según sus allegados.
La policía y el ejército israelíes han sido desplegados en masa en Jerusalén Este desde el miércoles.
La tensión se ha agravado en el Ciudad Vieja y en la emblemática Explanada de las Mezquitas mientras que Jerusalén Este, cuya anexión y ocupación ha sido denunciada por la comunidad internacional, es escenario desde el pasado verano de una violencia creciente que hace temer a muchos una tercera Intifada y una propagación de los problemas a la Cisjordania ocupada.
Pese a los esfuerzos para trata de calmar el conflicto israelo-palestino, la tensión se ha disparado tras la guerra de Gaza y las visitas de judíos a la Explanada de las Mezquitas, que muchos ven como una provocación, sin contar con que prosigue la colonización y que muchos colonos se apropian de casas de palestinos, por ejemplo en Silwan.
El viernes, el ejército israelí mató en la Cisjordania ocupada a Orwa Hammad un adolescente palestino-estadounidense de 14 años.
El joven perdió la vida durante los enfrentamientos entre soldados israelíes y palestinos que les tiraban piedras en Silwad. Esta localidad suele ser teatro de enfrentamientos y el ejército suele desplegarse para proteger una carretera que utilizan los colonos cerca de la colonia de Ofra.
Washington, que confirmó la nacionalidad estadounidense del joven, ha pedido una investigación “rápida y transparente”. El departamento de Estado ha pedido a todas las partes que “vuelva la calma y eviten una escalada de las tensiones”.
La familia de Hammad informó que el sepelio del joven se celebrará el domingo, para dar tiempo a su padre para viajar desde Estados Unidos.