Rebeldes rohinyá rechazan informe sobre matanza de hindúes

BANGKOK. Un grupo de rebeldes rohinyá rechazó un informe de Amnistía Internacional que atribuye a los guerrilleros una masacre de población hindú en Birmania, coincidiendo con la operación del Ejército que llevó a 700.000 musulmanes a huir a Bangladesh.

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Según AI, el 25 de agosto del año pasado un grupo de rohinyás armados con espadas y barras de hierro asaltó al menos una aldea y posiblemente una segunda en el estado Rakáin, en el oeste del país, donde murieron 99 hindúes.

La ONG documentó los ataques del llamado Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA) con decenas de entrevistas, incluidas las de ocho supervivientes, e imágenes analizadas por expertos forenses. En un comunicado publicado anoche en su perfil de Twitter, tras cuatro meses de silencio, ARSA niega “de manera categórica todas las injustificables y negligentes acusaciones criminales mencionadas en el informe”.

Los rebeldes rohinyá, que agradecen a AI su “esfuerzo” por defender los derechos humanos, aseguran que el único propósito de su movimiento es “defender, salvar y proteger a la comunidad rohinyá” y que el objetivo de sus ataques siempre ha sido el Ejército birmano. “No inocentes civiles independientemente de su religión u origen étnico”, apunta el escrito.

Conforme a la investigación de AI, uno de los ataques ocurrió en la aldea de Kha Maung Seik, donde hombres vestidos de negro y rohinyás vestidos de civil cercaron a los vecinos, antes de ejecutar a 20 hombres, 10 mujeres y 23 niños, 14 de ellos menores de 8 años. El mismo día, desaparecieron 46 personas de la aldea Ye Bauk Kyar, también de población hindú, que fueron encontradas muertas al mes siguiente en una fosa común.

“Es difícil de ignorar la brutalidad de las acciones de ARSA que dejaron una imborrable impresión en los supervivientes con los que hemos hablado”, dijo la directora de Respuesta de Crisis de AI, Tirana Hassan, en un comunicado. “Es tan crucial que se rindan cuentas por estas atrocidades como por los crímenes contra la humanidad llevados a cabo por las fueras se seguridad birmanas en el norte del estado Rakáin”, añadió.

Estos ataques coincidieron con el asalto del mismo grupo contra una treintena de puestos de las fuerzas de seguridad birmanas que provocaron la intervención del Ejército. AI y otras organizaciones denunciaron todo tipo de abusos -incluidos asesinatos, violaciones, tortura y quema de casas- en esta operación militar contra la población rohinyá del norte de Rakáin, que huyó en masa hacia Bangladesh.

“Los vergonzosos ataques de ARSA fueron seguidos por la campaña de limpieza étnica del Ejército birmano contra la población rohinyá en su conjunto”, dijo Hassan. “Ambos deben ser condenados. Los abusos y violaciones de los derechos humanos por una parte jamás justifican los abusos y violaciones de la otra”, añadió.

Más de medio millón de rohinyás sigue en los campos de refugiados en Bangladesh, 150.000 de los cuales instalados en zonas con alto riesgo de inundación y deslizamientos de tierra durante la temporada del monzón que justo empieza.

El alto comisionado de los Derechos Humanos de la ONU calificó de “limpieza étnica con marcas de genocidio” la acción militar contra esta minoría musulmana. Birmania no reconoce la ciudadanía a los rohinyás, a los que considera inmigrantes bengalíes, y les somete desde hace años a todo tipo de discriminaciones, incluidas restricciones a la libertad de movimientos.

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