Sigue expulsión de gitanos de Francia

PARÍS. Francia desafió este viernes la creciente ola de críticas internacionales por las masivas repatriaciones de gitanos.

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El Gobierno anunció nuevas expulsiones de miembros de esa minoría hacia sus países de origen en Europa oriental.

En momentos en que la oposición acusa al presidente francés Nicolas Sarkozy de "racismo de Estado" y Rumania expresa preocupación, el ministro de  Inmigración e Identidad Nacional, Eric Besson, anunció que otros 139 gitanos serían expulsados en avión, tras la expulsión de 86 personas el jueves. Para el presidente rumano, Traian Basescu, "lo que está ocurriendo en  Francia prueba la necesidad de un programa europeo de integración", un pedido que Rumania viene formulando desde 2008, mientras que el canciller rumano dijo temer "reacciones xenófobas".

Besson aseguró que se trata de "regresos voluntarios", ya que cada adulto que acepta regresar cobra 300 euros (385 dólares) y 100 euros cada menor de edad. Un especialista afirmó que, de no aceptar irse ahora, Francia podría expulsarlos un mes después sin entregarles dinero alguno.

Si bien Rumania y Bulgaria son miembros de la Unión Europea (UE), Francia tiene la posibilidad de obligar a rumanos y búlgaros a regresar a sus países tras tres meses de estadía. No obstante, luego tienen la posibilidad de regresar. "Por supuesto que pensamos volver a Francia. Se vive mejor que en Rumania", dijo Ionut  Balasz, de 26 años, al llegar el jueves a Bucarest.

Otros afirman que la política de "firmeza" del gobierno de Sarkozy les da menos ganas de volver: "Era muy duro (vivir) en Francia, teníamos presiones  permanentes (...) de la Policía", declaró a la AFP Gabriel, otro gitano repatriado junto a su mujer y sus dos hijas.

Francia expulsó unos 10.000 cíngaros rumanos y búlgaros el año pasado, pero éstas son las primeras expulsiones desde las declaraciones de Sarkozy sobre los gitanos. El presidente francés estimó a fines de julio que los disturbios callejeros consecutivos a la muerte de un joven, ultimado por un gendarme, mostraban "los problemas que plantea la conducta de algunos gitanos". Además, Sarkozy anunció prácticamente al mismo tiempo una "verdadera  guerra" contra la "criminalidad".

Poco después, tras una polémica reunión dedicada a los gitanos en la que participaron altas autoridades francesas, el gobierno afirmó que la mitad de  los campamentos ilegales en Francia serían desmantelados en un plazo de tres meses. La ONU criticó con severidad a Francia por establecer una relación entre inmigración e inseguridad, mientras que la izquierda francesa acusó al gobierno de derecha de promover un "racismo de Estado".

Unas 400.000 personas, francesas en un 95%, forman parte de la comunidad gitana en Francia. El resto está formado por personas de origen búlgaro, rumano y de otros países balcánicos, cuyo número va en constante aumento, según el gobierno.
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