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Esto busca debilitar al narcotráfico mediante la regulación de la plantación y venta de la cannabis.
Uruguay aprobó en diciembre una normativa que permite la producción y comercialización de la marihuana de forma legal, pero su instrumentación en tiempo y forma ha encontrado dificultades ante la falta de experiencias previas.
Con el registro activo podrán regularizarse clubes de entre 15 y 45 personas y un máximo de 99 plantas, cuya producción anual por usuario no supere los 480 gramos, informó en su página web el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA).
Las instalaciones para el cultivo deberán ubicarse a una distancia mínima de 150 metros de los centros educativos y de rehabilitación de drogas, así como disponer de un sistema de seguridad. Según el IRCCA, unos seis clubes ya estarían en condiciones de integrar la nómina y recibir la habilitación.
La regulación de la marihuana, cuya puesta en marcha tiene atentos a varios países del mundo, es un tema que despierta reparos en los dos candidatos presidenciales que irán a una segunda vuelta electoral el último domingo de noviembre.
Mientras el opositor de centro Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional, ha dicho que derogará la ley menos el autocultivo y los clubes, el oficialista de izquierda Tabaré Vázquez, del Frente Amplio, ha señalado que vigilará de cerca su puesta en marcha y que está dispuesto a realizar los cambios necesarios.
La habilitación del registro para los clubes se suma al de autocultivadores, operativo desde agosto y que ya cuenta con unos 600 usuarios.
En Uruguay, unas 150.000 personas consumen cannabis de forma frecuente. La venta en farmacias a un dólar por gramo, prevista para fin de año, se encuentra demorada porque aún no se han otorgado las licencias de cultivo a los productores privados.