Clanes perpetuos en cooperativas

Respondiendo al comentario intitulado “Clanes perpetuos en cooperativas”, me permito hacer las siguientes precisiones. El articulista afirma temerariamente: “Los cooperativistas rechazan el sistema D’Hondt para las asambleas electivas”. Nada más lejos de la realidad. El artículo 59 de la Ley N° 438/94 que rige las cooperativas expresa con meridiana claridad: “La elección de autoridades para los órganos que establece la ley puede hacerse mediante votación nominal o por listas”.

La aludida ley, respetando escrupulosamente lo preceptuado en el artículo 113° de la Constitución Nacional, consagra la obligación del Estado de garantizar la autonomía de las cooperativas, las que pueden optar libremente a través de sus estatutos por cualquiera de los dos métodos. En el terreno de los hechos, la mayoría de las cooperativas han optado por la votación nominal, precisamente porque ausculta mejor la confianza que le merece la persona del candidato.

Por los argumentos legales expuestos, la pretensión de imponer la votación por listas es inobjetablemente anticonstitucional.

No pretendemos que las cooperativas sean ínsulas de acrisolada honestidad en un país donde se ventilan a diario hechos de corrupción; generalmente cuando una cooperativa muestra signos de deshonestidad y mal uso de sus recursos, va a la quiebra o renueva su plantel directivo.

Conocemos de miles de víctimas que perdieron sus ahorros en bancos y financieras durante la última década del siglo pasado y comienzos del presente siglo. Esto no ha ocurrido con las cooperativas que antes bien aumentaron considerablemente su cartera de ahorro en una muestra expresiva de confianza.

Veríamos con satisfacción que la crítica periodística a las cooperativas cumpla con dos postulados esenciales:

- Mejor conocimiento del marco legal de las cooperativas.

- No taparse los ojos ante una realidad innegable: la contribución del movimiento cooperativo en los últimos 25 años para la formalidad financiera, la creación de fuentes de trabajo y la maduración de la conciencia ciudadana.

Sinforiano Rodríguez