Honrar la vida

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Natalia, es una de las mujeres más valientes que haya conocido en mi vida. Ella se ha entregado en servicio a tantas personas, especialmente a los enfermos y desvalidos. El infortunio golpeó un día su vida a través de un cáncer y desde que lo supo, luchó al lado de su familia para vencerlo y seguir adelante.

José, es un joven que al igual que muchos, vive la vida de manera frenética, como si mañana el día acabara. Creció en una familia donde los límites son poco conocidos y donde los premios sin merecimiento sobreabundan, donde el exceso de cariño se transformó en permisividad y abandono. Hace unos días, alcoholizado, junto a otros amigos, protagonizó un accidente automovilístico del cual salió con vida casi milagrosamente.

Hoy la vida los pone en un mismo lugar, un quirófano, donde ambos serán intervenidos: una, para salvar la vida que tanto ama y honra desde su niñez y otro, para dirimir entre la vida y la muerte un cuerpo magullado por el alcohol, la velocidad y la irresponsabilidad.

¿Esto es justo? Me rebelo al pensar que las personas que tanto aman la vida, que tanto bien hicieron con sus actos y sus ejemplos, padezcan de la misma forma que aquellos que no tienen ningún interés por vivirla. Me rebelo contra el desinterés de los padres que ponen en manos irresponsables los medios necesarios para estropear vidas y destrozar familias.

Me rebelo contra el descontrol que quieren imponernos, adolescentes y jóvenes, quienes hoy están tomando el control de una sociedad que ha perdido el rumbo, desligándose de educar y proteger a los que un día serán los hombres y mujeres de nuestra patria.

Me entristece profundamente ver como el alcohol y las drogas van cercenando vidas mientras un gran número de espectadores los ven hundirse sin siquiera conmoverse, ¿Quién tendrá el valor para decir ¡BASTA!?

Honremos la vida que se nos dio, aunque sea por aquellos que hoy no eligieron estar padeciendo en los hospitales, los que cargan la cruz de alguna enfermedad y libran cada día, batallas para seguir viviendo… ¡Merezcamos seguir vivos por ellos!

Isabel Ortiz

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