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El 13/08/17 se realizó las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) en la Argentina, en las que se definieron los partidos políticos autorizados a presentarse a las elecciones nacionales y la lista de candidatos a diputados y senadores que representarán a cada partido político.
Los resultados provisorios para la Provincia de Buenos Aires daban a Cambiemos liderado por Mauricio Macri como ganador por más de seis puntos de diferencia, que a la madrugada se redujo a un empate técnico. El presidente Mauricio Macri se dio por ganador antes de la medianoche y así se fueron a dormir la mayoría de los argentinos. Mientras eso ocurría, Cristina Fernández de Kirchner peleaba voto a voto para ganar la provincia de Buenos Aires. Cuando ya se había desmantelado la fiesta macrista, los kirchneristas empezaron a celebrar ese empate a las cuatro de la mañana.
Actualmente hay un reconocimiento de varios corresponsales imparciales que, manteniéndose la tendencia y a sabiendas de que las mesas aún no escrutadas pertenecen a localidades adherentes a Unidad Ciudadana que lidera Cristina Fernández, es probable que ella gane los comicios en la citada provincia.
En los últimos años, la actividad política en Latinoamérica se ha tornado tan compleja que la victoria ya no depende de los que expresen los números del escrutinio, sino de lo que opinen los políticos ganadores que festejan sus victorias sin importarle un bledo los números enunciados por las autoridades competentes.
Es deplorable que eso haya sucedido y dado la costumbre criolla de imitar todo lo que ocurre en el Río de la Plata, sería recomendable no imitar por estas latitudes, tales comportamientos.
Aníbal Reinaldo Pangrazio