Pozo hondo y Pedro P. Peña

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Luego de haber leído un artículo publicado a través de este mismo medio, con fecha 18 de enero del año en curso, sentí indignación y vergüenza por lo que aconteció, en aquel tiempo, con el lugar denominado Pedro P. Peña y por lo que aconteció con el poblado de Pozo Hondo a consecuencia de la desidia y negligencia del actual gobierno, ocasionado por las crecidas del “río Pilcomayo”, fundamentalmente por la falta de mantenimiento (dragado) del cauce natural del río, creándose otros artificiales que arrasan con todo lo que encuentran a su paso (Pedro P. Peña, por ahora).

Creo que hasta ahora siguen las inundaciones (hace 8 meses que se publicó el desastre). Falta sensibilidad humanitaria y patriotismo a nuestras autoridades para encarar situaciones de esta naturaleza, no solo abandonan a las poblaciones fronterizas sino que están permitiendo que desaparezcan del mapa lugares estratégicos para el control y regulación del tráfico humano y material realizados por habitantes de los países vecinos hacía el nuestro, que pone en riesgo nuestra “soberanía nacional”, creando “zonas liberadas” para resguardo de delincuentes y ocasionales aventureros.

Pareciera ser que al principal de nuestro país y a sus colaboradores solo les importa la capital, sus alrededores, y parte de la región del sur por su importancia comercial y gran caudal de votos. Me pregunto ¿dónde están los gobernadores, intendentes, diputados, senadores y políticos representantes responsables por “Pozo Hondo, Pedro P. Peña” y demás poblaciones fronterizas? Esto va también para los políticos opositores que tienen su cuota de responsabilidad por no saber negociar o acordar algún “sistema” con los gobernantes actuales del país, para solucionar el problema. No puede ser que un joven profesional universitario de Pozo Hondo tenga que subsistir “cuidando cabras ajenas” (sic). Aceptable sería que cuidara sus propias cabras.

Por todo lo dicho concluyo diciendo que, si no nos interesa el cuidado y mantenimiento de nuestras fronteras, entonces porque ya no las declaramos “tierra de nadie”; y bueno, entonces, que allí se radiquen los bolivianos, argentinos, brasileños, etc., sin ninguna legislación de nuestra parte para con ellos. Interesa más el “rekutu” u otros beneficios políticos y económicos personales, que “la pérdida de la soberanía”.

Heraldo Rojas

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