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La razón es que cuando una pulga pica al animal, este se lame tanto en el lugar que acaba tragándose alguno de estos insectos, que a su vez es muy probable que lleve consigo otros parásitos.
Por eso, cuando se descubren pulgas en el gato y en el perro, además que tratar al animal contra ellas es necesario tratarlo contra parásitos internos.
Señales de una infección con lombrices intestinales que pueden transmitir las pulgas son, por ejemplo, diarreas y falta de apetito.
Teóricamente las pulgas pueden también contagiar a las personas, pero para que eso ocurra habría que ser realmente muy descuidado con la higiene.
Los más expuestos son los niños pequeños porque se llevan todo a la boca.