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Muchas veces es difícil saber si el perro actúa de esa manera porque quiere jugar o si es realmente un peligro.
Existe no obstante una estrategia que ayuda en estas situaciones, apunta la veterinaria Kerstin Röhrs, especializada en terapia del comportamiento. Se trata de no hacer nada.
"No gritar, no mirar al perro, no mover las manos; simplemente quedarse quieto y mirar claramente hacia otro lado", indica.
Lo que esto transmite al perro es que la persona no es una amenaza. Cuando los perros perciben a alguien como amenaza, reaccionan con un comportamiento agresivo.
"Pero la mirada al lado es un gesto de distensión en el reino animal que los perros también entienden cuando lo hacen las personas", explica Röhrs.
Entre esos gestos está también quedarse quieto cuando uno, por ejemplo, se cruza con un perro por el parque mientras va haciendo footing.
Si el perro, por ejemplo, tuviera un problema de comportamiento de caza y se mostrara agresivo, el movimiento de la persona que va corriendo puede potenciar más esa situación en vez de contribuir a relajarla.