A 10 años de la liberación de María Edith Bordón de Debernardi, la causa sigue abierta

Una madrugada en esta misma fecha, pero hace 10 años, era liberada María Edith Bordón de Debernardi -esposa de un acaudalado empresario paraguayo- luego de 64 días de haber estado secuestrada. Su rescate costó un millón de dólares.

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Los principales supuestos responsables tienen refugio político en el Brasil. María Edith Bordón, esposa del ingeniero Antonio Debernardi, soportó 64 días de cautiverio en el improvisado sótano de una casa ubicada en el barrio Palomar de Asunción, muy cerca de transitadas avenidas tales como General Santos y Fernando de la Mora.

Custodiada en gran parte del día por dos secuestradores que se turnaban, María Edith aguantó el plagio, que fue el primero del siglo 21 y de la década en el Paraguay. Este secuestro fue el inicio de una serie de hechos delictivos de un grupo conocido actualmente como Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).

Final feliz

Tras arduas negociaciones que incluyeron llamadas telefónicas y cartas escritas a puño y letra, Antonio Debernardi pagó un millón de dólares por la liberación de su esposa.

Aproximadamente a la 1:00 del 19 de enero de 2002, aprovechando el poco movimiento en las calles, María Edith fue abandonada por sus secuestradores sobre Denis Roa y Lilio. La víctima –aún shockeada– dio vueltas por la zona hasta ser recogida por sus familiares.

La liberación significó un final feliz para la familia Debernardi, pero fue el inicio de una escalada de secuestros en Paraguay por parte del EPP.

Por este caso, en un primer juicio fueron condenados a prisión Nidia Espínola, De Los Santos Saldívar y José Tomás Rosa, este último asesinado el año pasado en Ciudad del Este. Los dos primeros compurgaron la pena y están en libertad.

En un segundo juicio fueron condenados a 18 años de cárcel el autoproclamado líder del EPP Alcides Oviedo, su esposa Carmen Villalba y Aldo Meza.

Antes de llegar a juicio –en el año 2003– escaparon del Paraguay Juan Arrom, Anuncio Martí y Víctor Colmán, quienes cuentan con refugio político en el Brasil.

Arrom y Martí supuestamente fueron secuestrados y torturados en febrero de 2002 por un grupo policial. Esto fue usado como argumento para el refugio político.

Para la Fiscalía, el líder del grupo en este secuestro fue Juan Arrom, atendiendo a sus conocimientos intelectuales y en especial por su cercanía a la familia Debernardi, con quien tenía un parentesco político. Testigos también lo incriminaron.

La víctima reconoció a Martí como uno de sus secuestradores, a quien calificó como "el guardia malo".

Otro buscado por este plagio es Gilberto Yamil Setrini, de quien la Policía cree que ya murió debido a que nada se sabe de su paradero.

Las fiscalas de la causa son Sandra Quiñónez y Cintia Lovera.
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