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Los virus de la influenza se propagan principalmente a través de las gotitas que se producen al toser, estornudar o hablar. No obstante, es importante saber que también pueden ser transmitidos por superficies u objetos contaminados.
Eso ocurre, por ejemplo, si los pequeños que acuden a las guarderías con dicha enfermedad se tocan la boca o la nariz con las manos y luego tocan los juguetes sin lavarse las manos. Es por ello que, para reducir el riesgo de esta y otras enfermedades en dichos centros, es necesario tomar una serie de precauciones básicas.
Lo principal es el lavado de las manos, tanto para el niño como el personal del lugar. La higiene debe realizarse cuando se llega al centro, antes y después de manipular los alimentos, alimentar a los niños o comer.
También las maestras deben realizar lo mismo después de ir al baño, de cambiar un pañal o ayudar al pequeño a ir al baño, al igual que después de ayudarlos a limpiarse la nariz y la boca y luego de jugar.
Otras de las recomendaciones son:
• Insistir en la importancia de la higiene y el lavado frecuente de manos, como así también disponer de agua, jabón y alcohol en gel para todo el personal y los niños.
• Enseñar a los pequeños a cubrirse con la parte interior del codo al toser y estornudar.
• Desinfectar constantemente el área donde se cambia los pañales.
• Limpiar los juguetes, manijas, materiales didácticos de plástico, colchonetas y todo el mobiliario del lugar manipulado por los niños con un desinfectante.
• Cuidar a los pequeños de cambios bruscos de temperatura, con buenos abrigos.
• Cada tres días, lavar y exponer al sol las colchonetas y los materiales de tela.
• Higienizar con lavandina los espacios donde los niños juegan o se alimentan, así como también los utensilios para preparar y consumir las comidas.