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Jesús Marín, cirujano de manos del Hospital de Trauma, se refirió a las secuelas que quedan en los niños accidentados con fuegos pirotécnicos, que fueron varios en este feriado, entre ellos dos de apenas tres años. Lamentó que los padres no tomen conciencia pese al peligro al preguntar: “¿Qué hace una criatura con un artefacto pirotécnico?”, reprochó.
En otro momento, refirió que la herida en sí provocada en el momento del accidente no es tan trascendental como “el estigma psicológico. Se tiene que ir a la escuela y seguro se burlarán, y para escribir tiene que usar su mano, y cómo si le falta un dedo. Si es diestro, tiene que pasar al lado izquierdo y eso significa -desde el punto de vista médico- una reorientación cortical a nivel superior, lo que le puede llevar meses”, puntualizó.
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El Dr. Marín también habló de los adultos afectados y cuestionó: “¿Cómo va a trabajar ahora? El hombre vive de lo que produce su mano. Como ya lo decía un destacado cirujano de manos: “Con las manos, el agricultor arranca a la tierra los frutos, la madre acaricia a sus hijos, el ciego ve y el mudo habla”. De esta manera, instó a reflexionar sobre las consecuencias de este tipo de accidentes.
Hasta la mañana de ayer se reportaron diez afectados en total. Siete personas lesionadas con pirotecnia ingresaron al Hospital de Trauma: cinco niños y dos adultos, uno de los cuales perdió parte de la mano. Dos niños tenían solo 3 años.
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En tanto, en el Centro Nacional de Quemaduras y Cirugías Reconstructivas (Cenquer) asistieron a un niño de 10 años con quemaduras en el rostro, una niña de 12 años con quemadura en la mano derecha y un pequeño de tan solo 4 años que tuvo heridas en el cuello y hombro.