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Con el apoyo del Sistema Nacional de Formación y Capacitación Laboral (Sinafocal), los internos del Pabellón “Libertad” en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú realizan cursos de electricidad en el que reciben certificados que los habilitan a hacer trabajos en casas particulares.
“Los cursos duran 39 horas y están dirigido a los internos que muestran interés en esta profesión, con la intención de ganarse la vida al salir de la prisión”, señaló Alejandro Ramón Gómez, quien es el instructor.
Los internos reciben adiestramiento en tareas básicas de electricidad y están habilitados a trabajar de forma profesional, pero ahí es donde comienzan los problemas, ya que no cuentan con un apoyo de empresas y cuando salen de la cárcel no son contratados.
“Las empresas tienen que apoyar esta labor y venir a buscar mano de obra acá (en la cárcel), donde hay gente trabajadora. Sería bueno que las empresas contraten a estos internos por un año, que vean su rendimiento y que después decidan si los contratan o no”, señaló Gómez.
Los cursos duran casi cuatro meses y luego finalmente los internos no tienen una ocupación. Lo ideal sería poder emplearlos en proyectos particulares y que ellos apliquen todo lo que aprendieron y a la vez ganen un dinero que les servirá para una vida después de dejar el penal.
Actualmente, hay 34 alumnos que están a punto de egresar en el mes de abril y luego ya estarán preparados para desempeñarse a nivel profesional. La mano de obra que existe en el penal es de buena calidad, ya que tienen el mismo adiestramiento que reciben los electricistas en otras instituciones públicas y privadas.
“Acá tenemos todos los medios, herramientas y materiales para dar los cursos, en ese aspecto no hay carencias, pero necesitamos la ayuda de empresas para seguir con la otra parte del proyecto”, puntualizó Alejandro Gómez.