Ellos estudian con temor

Una escuela en el Bañado Norte está a tan solo 300 metros del río Paraguay. Todavía está recuperándose de lo que provocó la inundación del año pasado y las aguas amenazan nuevamente. De hecho, las calles para llegar allí ya son intransitables.

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La escuela “Caacupemí” fue construida hace años gracias a la organización “Fe y Alegría”, por solicitud de la propia comunidad, que vio la necesidad de una escuela en la zona, teniendo en cuenta la cantidad de niños y las dificultades para el traslado de los mismos a otros lugares, ya que la mayoría de las familias del Bañado son de escasos recursos. Hoy día, gracias a la gestión de los padres, profesores y organizaciones sociales se cuenta con tres pabellones y un amplio patio.

La institución está ubicada en el Bañado, a unos dos kilómetros de la avenida Artigas, en Asunción, lo que la ubica también a tan solo 300 metros del río Paraguay. Son 220 los niños y adolescentes que estudian allí. El año pasado, la escuela se inundó y desde junio hasta noviembre se tuvo que suspender las clases, recordó la directora Selva Miranda. Montaron en aquella ocasión aulas precarias en las calles para algunos grados. Otros grupos ocuparon los espacios que sobraban en instituciones educativas próximas. En un momento, cuando las aguas bajaron un poco más, las aulas de la escuela sirvieron de refugio para 17 familias durante las noches, mientras que de día y de tarde se impartían clases.

El río Paraguay está a solo tres cuadras de la escuela.

Fueron cinco meses de mucha lucha y lecciones. Lo que no quieren este año es volver a pasar por todo eso, por lo cual los mismos profesores y los padres ya están elaborando un plan de emergencias ante la posibilidad de inundación. Organizaciones como Unicef y empresas están prestando su apoyo permanente, mientras que las instituciones del Estado brillan por su ausencia. Miranda comentó que representantes del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), incluyendo al ministro de esa cartera, Ramón Jiménez Gaona, verificaron la situación y prometieron una reunión con los vecinos. Ni siquiera se fijó la fecha del posible encuentro.

Las calles ya fueron alcanzadas por las aguas, y quedaron intransitables.

 La escuela no se puede volver a cerrar, ni siquiera de forma parcial, advirtieron las profesoras. Más allá del rol educativo, allí se cumple un rol social. Como se demostró durante las inundaciones del año pasado, la institución no solamente es un lugar donde se dan clases, sino que es un centro comunitario y de apoyo a los vecinos. Esto, sin tener en cuenta la “contención” que tienen allí muchos chicos de hogares problemáticos. Algunos de ellos inclusive reciben allí la única comida que tendrán en todo el día. En el caso de los adolescentes, “vienen a la escuela solo porque quieren”, resaltó la directora.

El temor crece a medida que llega el mes de junio, ya que aún están frescas las imágenes de lo ocurrido el año pasado. Así como los padres y profesores se ocupan de prever todos los problemas, esperan que las autoridades se hagan presentes antes de que sea tarde. Los primeros problemas por el avance del agua ya se pueden ver, tanto en el patio de la escuela, que en parte ya está inundado, así como las calles alrededor, que en estos momentos son intransitables.

“Todos los días tenemos que caminar tres kilómetros para llegar a la escuela”, contó una de las maestras. Mientras tanto, el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) se limita a encargarse de los rubros de los docentes, ya que se trata de una escuela subvencionada. El MOPC solamente verificó el lugar una vez. Representantes de la Municipalidad de Asunción ni siquiera llegaron hasta allí. Pero el agua avanza de forma lenta aunque ininterrumpida en el Bañado Norte, desplazando a las primeras familias

Las profesoras al final de la jornada. Son tres kilómetros de caminata que hacen todos los días.

 Este es el problema más urgente que tienen en la escuela Caacupemí. Debido a la apremio de la situación, tienen que dejar del lado otros, como la falta de agua desde enero, que es responsabilidad de la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap), o la falta de personal de limpieza en la institución, que recae en los profesores. “En varias ocasiones, los padres y profesores trajeron agua del río para limpiar las aulas”, recordó una de las maestras.

Vista aérea de parte del Bañado Norte. Varias casas ya fueron alcanzadas por las aguas.

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