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La misa se inició a las 19:00, en el marco del novenario de la Virgen de Caacupé, en la explanada de la Basílica. Estuvo presidida por monseñor Claudio Gímenez y contó con la participación especial del presbitero Osvaldo Duarte, director de las Obras Misionales Pontificales, informó la corresponsal Desiré Cabrera.
Al momento de la homilía, el presbitero manifestó a los padres presentes que en estos tiempos “el joven se aventura en la delincuencia, se mete en la droga y el alcohol”, y además “vive desatinado, anhelando volver al terruño”.
Posteriormente, se dirigió a los jóvenes, a quienes señaló que “en estas circunstancias de fragilidad, mucha gente sufre con ustedes”. Y agregó: “Solo los familiares cercanos están y sufren con ustedes”.
Dijo también Duarte: “Nuestras faltas, por más graves y vergonzosas que sean, son perdonadas”. Añadió “el pecado solo debe ser una circunstancia, no un modo y manera de ganarse la vida”, porque “Dios quiere liberarnos des motes como drogadictos, narcos, motochorros, etc.”.
Nuevamente, se dirigió a los padres exponiendo que “muchos hijos no escuchan ni quieren escuchar a sus padres”, y que “muchos de esos padres no son responsables del extravío de sus hijos”.
Al finalizar, expresó que “la fuerza de Dios se manifiesta en la debilidad humana” y que, por ello, la Iglesia siempre tiene las puertas abiertas y un lugar para el que requiera un acercamiento espiritual”.