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El joven necesita fundamentalmente leche fortificada, proteína en polvo, ropas, alimentos y atención médica urgente. El padre sale a trabajar muy va a trabajar, regresa al mediodía para cocinar y nuevamente va al trabajo. Su hijo se queda solo toda la tarde. La postración le produjo atrofia muscular, pero lo más grave es la desnutrición extrema.
Vive en el barrio San Estanislao de este distrito y, según comentan los vecinos, fue abandonado por su madre cuando era muy pequeño. “Lo voy a cuidar hasta donde dé mis fuerzas, pero me preocupa que esté bajando muy rápido de peso. Debo trabajar para alimentarle y medicarle”, expresó Basiliano Verón, el padre.
Carlitos recibe mensualmente G. 250.000 de Tekoporã, “pero es nada ante los gastos de medicación”, dijo don Basiliano. Los que deseen colaborar pueden comunicarse con Marisa Cuevas al (0985) 801-714.